martes, 23 de diciembre de 2025

Renuncio

Retiro mi rastro del tuyo.

No fuerzo más al azar

ni interrogo al silencio 

buscando una frecuencia

donde todavía vibra tu nombre.

Termina aquí esta vigilancia de náufrago.

Dejo de descifrar los huecos 

que quedan en los días,

porque intentar completarlos 

es otra forma de morir.

Desmantelo los andamios de mi espera,

apago los radares que apuntan a tu sombra

y clausuro esta aduana 

en la que siempre falta un sello.

Te devuelvo al anonimato de la multitud,

al ruido blanco de lo que no me pertenece.

Hoy dejo de buscarte,

para no perderme yo.

lunes, 22 de diciembre de 2025

Anclaje

Me rindo a ese instante en el que me buscas,

cuando el mundo se vuelve un murmullo lejano

y solo queda el puente invencible de tus ojos.

No hacen falta palabras,

me basta ese lenguaje eléctrico de tus pupilas,

ese rincón privado donde me lees el alma

sin que yo tenga que pronunciar ni un solo miedo.

Es un roce que no necesita contacto,

una confesión muda que atraviesa la distancia

y me dice que me habitas,

que en mitad del barullo siempre serás calma.

Esa mirada tuya es mi único refugio,

el idioma pequeño donde todo encaja,

donde me sé tuya

porque, sin ambages, me sostienes la vida.

domingo, 21 de diciembre de 2025

Puntos ciegos

Convengamos, a media voz y sin excusas,

que somos dos piezas de distintos rompecabezas

tratando de encajar a golpes.

Tú no me convienes,

y yo soy ese incendio en el que no quieres arder.

Pongámonos de acuerdo en este simulacro,

vamos a desaprender el camino de nuestras manos,

a ignorar que mi espalda todavía guarda

el mapa exacto de tus dedos.

Olvidemos, por pura salud o por orgullo,

aquella violenta dulzura

de haber tenido tu cuerpo dentro de mi cuerpo.

Esa invasión consentida,

ese pulso compartido que hoy nos sabe a deuda.

Acordemos que no pasó,

que la cama está fría y el espejo está limpio.

Que si nos cruzamos, seremos solo dos extraños

que cometieron el error de conocerse por dentro

antes de saber quiénes eran por fuera.

jueves, 18 de diciembre de 2025

El hueco que dejas

A veces camino con una inercia extraña, como si de repente hubieran quitado el suelo bajo mis pies. No es una herida abierta, sino más bien como vivir en una casa donde falta una viga maestra donde todo sigue en pie, pero hay un crujido constante, una sensación de que el techo pesa mucho más que antes.

Te busco en los gestos que ahora repito. Me miro las manos y reconozco una forma de moverlas que no es mía, es una herencia silenciosa que se me quedó pegada a la piel. Me escucho decir alguna frase y me quedo quieta un segundo porque, por mi boca, ha hablado alguien que ya no camina a mi lado.

Extraño esa sensación de que el mundo estaba en orden simplemente porque tú estabas en él. No hacía falta hablar de cosas profundas; bastaba con el ruido de fondo de tu máquina de escribir, tu manera de andar por el pasillo o la seguridad con la que tomabas las decisiones más pequeñas. Eras el lugar donde las dudas se calmaban, el testigo de mis errores que nunca juzgaba demasiado fuerte.

Ahora, cuando la vida se pone difícil, hay un reflejo instintivo de mirar hacia atrás buscando esa mirada que me confirmaba que todo saldría bien. Y el vacío que encuentro es tan frío... Me falta ese hilo invisible que me unía a mis raíces, esa voz que, aunque no dijera mucho, lo decía todo.

Sigo guardando tus consejos como si fueran amuletos, aunque ya no pueda preguntarte si los estoy aplicando bien. Me pregunto qué dirías de este desorden, de este camino que intento trazar sin tu brújula.

Me he quedado con tus silencios, con tus consejos, con tus “ay mi niña” e intento ser lo suficientemente fuerte para que, si pudieras verme, sintieras que no hiciste un mal trabajo. Te echo de menos en la base de todo lo que soy, en el origen de cada paso que doy, en ese eco que nunca termina de apagarse.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

Cadáver de un incendio

La vida se ha extinguido, queda la carcasa,

la forma vacía de lo que ya no es.

Un contorno negro sobre ceniza,

testigo mudo de un ardor que, lento, cesó.

No hay calidez, solo la memoria

dibujada en el aire denso, plomizo.

Cada fragmento, un vestigio helado,

la historia de una hoguera que se consumió.

Y en el silencio

que sigue a la brasa final,

solo queda el despojo

de lo que no quiso salvarse.

martes, 16 de diciembre de 2025

A contrapelo

Hay una lista de cosas que hace tiempo decidí dejar de intentar que me atrajeran y es un alivio. No soy una ermitaña ni aborrezco este bendito mundo pero ya no me queda paciencia para el postureo, ni siquiera para el mío propio.

No fuerzo mi presencia en reuniones sociales donde parece obligatorio dejarse hacer una exploración completa. No soporto ese escrutinio de miradas, ese examen constante para saber qué, cómo o por qué. Me enerva y me tensa a partes iguales. Antes me sentía mal, como si el fallo fuera mío por no ser lo suficientemente "dinámica".

Tampoco encajo en los moldes sexuales que la sociedad da por sentados. No comulgo con la idea de forzar mis sentimientos o mis formas para que se parezcan a lo que se supone que es "normal" o esperado.

No me presiono para que me entusiasme el último grito de nada. Si algo no me encaja, no insisto. Acepto que mi ritmo es otro y que mis inquietudes son las que son, aunque no coincidan con lo que toque sentir en cada momento.

No tengo ganas de pedir perdón por no participar en ciertos rituales. Sigo aquí, quedo con la gente que me apetece y hago mi vida, pero con mucho menos ruido mental. No es que me haya rendido, es que he dejado de actuar. Y si eso me hace alguien más predecible o menos "interesante" a ojos de los demás, me da bastante igual. Es lo que hay, y con eso me basta.

lunes, 15 de diciembre de 2025

Lo que no tuvo nombre

Hay penas que no saben de permisos,

ni de etiquetas, ni de nombres oficiales.

Estaba rota por quien no ocupaba un lugar,

habitando un final que no tenía título.

Tuvo cierres largos, pesados, lentos,

pero aquel silencio pesó mucho más.

En lo definido se extraña lo vivido;

en aquel limbo, sufría lo que pudo ser.

No perdió un pasado,

sino el futuro que inventó en la espera.

Se quedó atrapada en el «nosotros»,

lejos de la rutina y del desgaste de los días.

Le quemó la impunidad de la ausencia.

Esa idea de que, al no haber promesas,

existe el derecho de desaparecer sin rastro.

Aquel vacío fue válido.

No necesitó un contrato para romperse.

La intensidad no residía en el nombre,

estaba en la piel que dejó en el camino.

El cierre no llegó desde fuera.

Se lo tuvo que dar ella, paso a paso,

al aceptar que quien deja siempre en la espera

no sabe qué hacer con lo que se ofrece.

Le quedó la paz de haberse atrevido.

Sentir sin red y sin garantías.

Si ardió de esa forma, fue prueba de su entrega.

Prefirió el golpe a la cobardía del vacío.

Aquel día dolió, y se permitió la tristeza.

Porque para ella, aunque no fuera nada,

sintió como si lo hubiera sido todo.

domingo, 14 de diciembre de 2025

Coplillas a la violeta

Violetas del campo, mías,

fugaces sois en la vida,

abrid vuestras corolas, id,

que la muerte está escondida.

Silvestres y tan frágiles,

con vuestro mirar morado,

un soplo de aire os marchita,

y acaba vuestro reinado.

Tan chiquitas que os mostráis,

joyas de la primavera,

sutileza es vuestra fuerza

antes que el tiempo os hiera.

Bajo la sombra del pino,

donde el rocío se posa,

mi alma guarda la esencia

de la flor más primorosa.

sábado, 13 de diciembre de 2025

Matices

Me declaro culpable de observar el mundo con un punto de cinismo. Y lo que de verdad me chirría, lo que me saca de quicio, es la tiranía de la felicidad obligatoria. Basta con abrir cualquier red social para que te inunden frases de autoayuda edulcorada, gente posando en fotos perfectas, y la insistencia machacona de que "todo es posible" si se sonríe lo suficiente. Me agota.

Hay una presión social insoportable para estar siempre "bien", para convertir cada fracaso en una "lección de vida". ¿Y si hoy no me da la gana de estar bien? ¿Y si necesito un día gris, un día de apatía pura, un día para reajustar mis coordenadas internas? La vida real no es una campaña de marketing. Está llena de matices, de momentos en los que simplemente funcionamos en automático.

Ese positivismo tóxico me parece una trampa, una forma de invalidar las emociones reales. La tristeza, la rabia, el cansancio... todas son emociones válidas que necesitan su espacio. Prefiero la honestidad de un mal día a la hipocresía de una sonrisa forzada.

Al final, de lo que se trata es de aceptar la vida tal como es, caótica, imperfecta y, a veces, dolorosamente normal. Es por ello por lo que reivindico el derecho a la complejidad, a la contradicción, a sentir lo que se tenga que sentir, sin filtros ni etiquetas. Y esa aceptación de la realidad, sin suavizar, me hace sentir bastante liberada.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Bajo la piel

Un diseño invisible

se trazaba en la orilla del tacto.

Transparente, sin peso,

como agua de deshielo en la cima.

Ahora, la luz tropieza en los bordes,

se enreda en la trama que el tiempo cose.

Ya no es una hoguera,

es un ámbar que se vuelve opaco.

La memoria de un tacto liso,

una superficie que los dedos aún persiguen,

pero el territorio ha cambiado.

Las fronteras se movieron en silencio.

El vértigo del acantilado interno,

una caída, una rendición pausada.

La belleza no se fue con un portazo.

Se disolvió en el aire,

como el humo de una vela que se apaga,

dejando solo la cera tibia,

la historia de lo que fue llama.

Aceptar la textura del ocaso.

Añorar la insolencia del primer vuelo.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Doble Sombra

El foco derrama su luz en el escenario.

El aire condensa un discurso sin peso.


Observo la precisión del gesto aprendido.

La mano señala el error ajeno,

un índice firme que olvida su origen.

Caminan con pasos medidos sobre la paja,

mientras sus propias vigas proyectan

una doble sombra en el brillo del mármol.

El cinismo no grita, susurra con elegancia,

viste de traje a medida y mira a otro lado,

disfrazando el valor de simple ingenuidad.

Y el cristal, harto de reflejar imposturas,

se quiebra en mil fragmentos.

Ya no hay rostros, solo esquirlas

que cortan al que osa buscar

su imagen cabal entre los restos.


El teatro sigue abierto,

pero la audiencia sangra

en secreto.

martes, 9 de diciembre de 2025

Perdidos en Road House

Su belleza era de una época pasada, peligrosa, con ese aire tan clavado a lo Patrick Swayze en "Road House", chulo, de barbilla firme y un rubio perenne colgando del labio. No era un chico de palabras, sino de gestos bruscos, andares desafiantes y una voz ronca empapada en whisky y porros.

Nuestra vida era una sucesión de bares de moteros con luces de neón y la música rock a todo volumen. El olor a cuero, humo de tabaco y billares era nuestro perfume. Pasábamos horas, días enteros, perdidos en la cama, donde el silencio entre las sábanas se rompía solo con jadeos y suspiros retenidos, orgasmos prolongados, risas. Un delicioso campo de batalla donde nuestros cuerpos hablaban el idioma que nuestras bocas callaban.

No terminamos con grandes dramas. Se fue apagando con la misma lentitud con la que se consume la ceniza de un cigarrillo olvidado. Una llamada menos, un encuentro pospuesto, una ausencia que se hizo permanente.

Un día, simplemente, dejó de estar ahí. Se esfumó, arrastrado por el viento de la carretera. Cayó en el olvido, una sombra tatuada en la memoria, el eco de un sueño intenso.

sábado, 6 de diciembre de 2025

La belleza de un trazado incompleto

Habito un territorio donde mi cuerpo tiene zonas en blanco, regiones donde el impulso se desvanece en silencio.

Soy una criatura de las profundidades, adaptada a la ingravidez del azul eterno, pero varada en la rigidez de la tierra firme. Mi verdadera forma, la de la sirena, solo existe en la quietud de la noche, cuando el peso del mundo se diluye y no hay exigencia de verticalidad.

Cada amanecer, instalo el andamiaje, el acero y el cuero; son las coordenadas necesarias para mi geografía diaria en este mundo bípedo. Mis piernas son ríos secos; el caudal de la fuerza se perdió corriente arriba y ahora solo queda el cauce que requiere del metal como único timón.

Me muevo entre figuras fluidas que son como agua corriendo sin esfuerzo por un canal natural. Yo soy el témpano de hielo, que avanza con un propósito, pero con una fricción visible, con un crujido metálico que rompe el silencio de la naturalidad.

La vida es una danza a la que asisto, pero solo puedo ejecutar pasos premeditados, una coreografía ensayada que carece de la espontaneidad del giro y el salto. La belleza no reside en la gracia del movimiento, sino en el hecho obstinado de que este persiste.

Al final del día, la sirena vuelve a sus dominios silenciosos, vulnerable, en reposo. No hay moraleja en la historia, solo la descripción de un trazado incompleto que, sin embargo, me permite redescubrir la ruta, familiar e íntima, de mi insumisión cotidiana.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Inventario de Ausencias

Un olor a tierra mojada sube del asfalto,

mezclándose con el frío del aire.

La ciudad se apaga en un suspiro cansado,

y en el silencio que se instala,

ellos aparecen.

Ecos del pasado:

Amores antiguos, espectros de calor,

que se desvanecieron con las estaciones,

o se ahogaron en vasos de cerveza.

Un rastro de perfume mezclado con humo de cigarro,

el sabor de mil besos con aliento a ginebra.

Vivencias que olían a bares trasnochados y a pactos hechos añicos.

Llegan en ráfagas de memoria,

aquellos que el viento de los años se llevó sin preguntar.

Ya no duelen,

solo son,

existiendo en el margen de mi ahora.

Siluetas sin nombre:

Contornos de gestos adorados,

perfiles de rostros que el tiempo ha desenfocado.

Manos que una vez tocaron las mías

y hoy son solo trazos de aire,

geometrías de ausencia.

Nombres relegados,

que alguna vez susurré en la oscuridad,

entre calada y calada,

y que ahora habitan en la punta de mi lengua,

incapaces de ser pronunciados.

Se perdieron en el desorden ordenado de mi mente,

pero su huella persiste en el músculo del corazón.

Que me visitan en la quietud presente:

Llegan sin llamar a la puerta cerrada de mi alma.

Huéspedes de la melancolía, invitados sin agenda.

Se sientan a mi lado,

observan conmigo la danza de las gotas en el cristal,

y me recuerdan,

con su presencia muda,

que he vivido apasionadamente,

que he amado profundamente,

que he olvidado intensamente.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Una vida, dos pantallas

La vida de algunos es una obra con dos actos. El primero, real y tangible: hogares compartidos, olores familiares y la seguridad de un matrimonio funcional, cimentado en la presencia física y las miradas que lo dicen todo. Un puerto seguro.

Pero existe un segundo acto, uno que se ilumina con la luz azul de la pantalla, buscando soledad o fugacidad cuando la casa duerme.

Ahí, en la ciber-realidad, la narrativa cambia. No es una huida, sino un universo paralelo donde el yo digital habita. Un mundo de perfiles anónimos y conexiones etéreas pero intensas, donde se permite ser más atrevido o más cínico; una versión de sí mismo que la rutina diaria no permite aflorar. Es un hobby secreto, una red de hilos invisibles.

El dilema no reside en la falta de amor en el escenario principal, sino en el espacio que ocupa el secundario. Es una gestión de compartimentos estancos: la lealtad física versus la confidencialidad virtual. Mantener el flujo continuo requiere una gimnasia mental, la adrenalina de cambiar de pestaña o silenciar una notificación.

Al final, es el reflejo de una era que ha cosido la sombra digital a nuestros pasos, permitiéndonos navegar entre dos horizontes sin tocar tierra en ninguno. Es su secreto a voces, sus dobles vidas. Y aunque una es su hogar, la otra es su escape, su rincón privado, donde la historia continúa escribiéndose en silencio, línea a línea.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Haikús


Gris roca desnuda,

musgo verde la abraza,

vida que persiste.

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Luz que se retira,

naranjas tiñen el mar,

llega la penumbra.

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Crisálida gris,

silenciosa espera al sol,

alas, nueva luz.

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Niebla, velo blanco,

cubre el bosque pensativo,

luz de amanecer.

martes, 2 de diciembre de 2025

No somos nadie: Una historia de amor (y desastre)

Ay, el amor. Ese espejismo que nos hace creer, por un instante fugaz y patético, que somos alguien. ¡Qué bonita mentira! El romanticismo es cinismo disfrazado de poesía, una broma pesada del destino que nuestras abuelas ya entendían, sabían que el amor es, en esencia, la prueba definitiva de que no somos nadie, solo dos náufragos aferrándose a la misma tabla podrida, sobreviviendo.

Ellas, con su sabiduría forjada a base de desengaños y cocidos a fuego lento, nunca compraron la idea de príncipes azules ni finales felices. Observaban la tragicomedia humana y sentenciaban: "Donde hubo fuego, cenizas quedan", un recordatorio de que todo ardor pasional termina en un suspiro. Pero claro, somos tercos. Nos empeñamos en buscar nuestra media naranja.

El amor es esa montaña rusa que te hace sentir invencible, hasta que te das de bruces con la realidad y te das cuenta de que la vida sigue siendo esa "lentejas, si quieres comes y si no, las dejas" que te servían de pequeño. Te rompen el corazón y esperas que el universo se detenga, pero el sol sigue saliendo sin sentirse culpable por ello.

La grandeza del amor reside, paradójicamente, en su total insignificancia. Tú y yo somos dos motas de polvo compartiendo un breve y glorioso pestañeo en la eternidad. "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", pero seamos honestos, en cuanto lo pierdes, la vida sigue. El amor te hace creer que eres el centro del universo de otra persona, pero es una burbuja que explota inevitablemente. El "para siempre" es un chiste.

Así que enamórate. Ríe, llora, escribe poemas cursis y sueña que esta vez será diferente. Pero no olvides la lección fundamental de la abuela, esa que te libera de la presión de la trascendencia: "No somos nadie". Y en ese vacío existencial, que dos "nadies" decidan compartir su miseria es, quizás, la cosa más romántica y estúpidamente valiente que podemos hacer.

Ahora creo que es hora de unas lentejas, de comerlas, aclaro, porque otro de mis defectos es que no me gusta cocinar.

lunes, 1 de diciembre de 2025

¿Intimamos?

No te quites la ropa, solo la prisa.

Mi invitación es a algo más silencioso que un encuentro, más duradero que un momento. Cruza conmigo el umbral de lo que se muestra y entra en la habitación donde se siente.

Intimar es un verbo lento, de pausa. Es la valentía de quedarnos quietos el tiempo suficiente para que la verdad aflore, sin el maquillaje de las expectativas. Es la luz tenue de la madrugada, cuando las sombras aún no saben mentir.

Sentémonos un rato sin actuar, dejando de ser la versión pulida y eficiente que el mundo espera o supone. Y hablemos, hablemos de esas grietas por donde se filtra la luz. De los miedos que susurramos solo a la almohada. De la ternura que nos da pavor mostrar por miedo a que se rompa.

Reconozcamos que el otro lado también está hecho de dudas y de esperanza. Es el instante en que dos vulnerabilidades conectan y se dan la mano.

Así que sí, te pregunto: ¿intimamos?

Acepta esta pausa. Siente el peso de tu propia existencia aquí, ahora. En este espacio compartido de silencio y café, la única regla es ser real.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Cuídate

Un respiro.

La mano en el pecho.

Acepta el peso de este momento.

No hay tareas pendientes aquí.

Solo tú,

tu piel,

tus huesos.

Eres frágil, eres fuerte.

Sé amable con tus miedos.

Sé tierno con tus rechazos.

Sé compasivo, sé humano.

Y, cuídate,

simplemente,

cuídate.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Fallos

Tengo un mapa dibujado en la piel,

que no se ve con luz del día.

Son las líneas finas de las noches sin dormir,

las coordenadas del primer corazón roto,

la fisura donde la confianza se quebró y sanó mal.

No son marcas de guerra, sino de arquitectura:

¿Cómo se reconstruye una misma

después de que el plano original fallara?

Cada línea, un idioma que aprendí a hablar

a golpes de silencio.

Aquí, el punto exacto donde dejé de esperar.

Allí, el cruce donde elegí el camino más difícil.

Soy un atlas de lugares donde fracasé rotundamente.

Mas... no lo cambiaría por la piel lisa

de quien nunca ha dudado.

Es la brújula, la senda que me enseña, a golpe de cicatrices,

dónde no volver a perderme.

martes, 25 de noviembre de 2025

Mis Tormentas Emocionales

Supongo que a todos nos pasa: ese sentimiento de que, de repente, el mundo se viene encima y el pecho se oprime. Ese instante en el que un pequeño detalle —un gesto, una mirada o un comentario sin importancia— es la gota que derrama el vaso. De pronto, todo lo que se ha estado conteniendo se desborda y sientes que no puedes respirar.

He estado ahí muchas veces. Ese punto donde las lágrimas brotan sin control, o donde la ira te hace temblar y te deja sin palabras. Es una sensación de caos total, como si mi mente y mi cuerpo estuvieran en guerra, y yo, en medio, sin saber cómo gestionarlo.

Para ser honesta, es en esos momentos cuando me siento increíblemente sola. Me convenzo de que nadie más entiende el desorden que llevo dentro, de que soy yo quien está fallando por no ser más fuerte. Percibo una vulnerabilidad extrema de estar expuesta... Es la impotencia de querer parar el tren, pero sin tener acceso a los frenos, solo ser una pasajera aterrorizada viendo cómo se avecina el choque.

Atravesar estas circunstancias puede ser muy desafiante, sobre todo por esa sensación de agotamiento mental y físico que significa enfrentarse a una avalancha emocional. Para mi, la única forma de cruzar por ese torbellino es dejar que me empape y esperar a que amaine. No hay un manual, solo la realidad de lidiar con sensaciones intensas y la esperanza de salir intacta, de alguna manera, al otro lado.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Arenas del alma

Confieso que he construido un muro a mi alrededor. Es alto, y sé perfectamente por qué está ahí. Lo levanté con una dedicación casi desesperada, después de cada golpe, de cada decepción, de cada vez que me abrí, me sentí expuesta y luego, inevitablemente, abandonada.

Es mi mecanismo de defensa. Mi mente me dice, con una lógica brutal y simple: "Si no sientes, no duele". Y, he de admitirlo, ha funcionado. Me ha dado un respiro de la constante ansiedad, un lugar seguro, un reducto privado donde nadie puede entrar sin mi permiso, un santuario que yo controlo por completo.

Me he vuelto diestra en esto de manejar mis propias emociones a puerta cerrada. Me he convertido en la guardiana silenciosa de mi mundo interior. Evito la vulnerabilidad como si fuera un precipicio, un borde peligroso en el sé que me es fácil caer. He aprendido a desconfiar por defecto, a protegerme, a anticipar el ataque antes de que el mundo tenga siquiera la oportunidad de herirme de nuevo. Es una vigilancia constante, agotadora a veces, pero necesaria.

Esta es mi fortaleza. Me protege del caos exterior, me mantiene a salvo de las tormentas emocionales que pudieran azotarme.

Y aquí estoy, detrás de mi creación, en un silencio seguro y frío. No hay lecciones edificantes ni caminos hacia la redención, solo la realidad tangible de los cimientos firmes de un muro que se quedará aquí por un tiempo, indefinido.

Esta es mi elección, mi paz, mi soledad.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Mi Brújula Interior

Una voz en el silencio,

no un grito, solo un murmullo.

Me habla de lo que soy,

y de lo que podría ser:

un juez sin toga,

un faro sin luz visible.

La conciencia,

un peso ligero y constante en mi pecho.

Mi ética,

el mapa sin tinta, solo líneas de principios;

decisiones tomadas en la quietud de la noche,

un camino elegido, pensado con y por el alma.

La raíz de mi ser, que el papel no puede dictar.

Y la vergüenza,

ese rubor caliente e incómodo,

un recordatorio de mi lugar entre otros seres.

Un freno necesario que no miente.

Sin ella, solo quedaría el vacío del cinismo,

el frío eco de la indiferencia,

un ser desprovisto de su propia humanidad.

Solo entonces, en esa ausencia,

el silencio dejaría de ser un murmullo

para convertirse en un grito ensordecedor.

viernes, 21 de noviembre de 2025

¡Que alguien les ponga un bozal!


Hay personajes que están diseñados para probar los límites de mi paciencia (inexistente. No intentaré vender esto como una "virtud incomprendida", es simplemente mi realidad). Hablo de esos seres que no solo creen que el mundo gira a su alrededor, sino que además sienten la imperiosa necesidad de narrar cada vuelta con lujo de detalles.

Aquí va mi disección de los "reyes y reinas del ombliguismo" que, a pesar de todo, me hacen reír (a veces, pocas).

El Genio Narcisista y Sarcástico

Es brillante, lo sabe, y se asegura de que tú también lo sepas. Su inteligencia solo es superada por la creencia en su propia infalibilidad, utiliza el sarcasmo como un escudo y una espada. Cada vez que abre la boca es para hacer una broma, un comentario mordaz o para recordarte lo superior que es. Es divertido, pero su cháchara incesante y su incapacidad para tomarse algo en serio pueden ser francamente agotadoras.

El Dramático Profesional

Este no se mira el ombligo, se lo tatúa en la frente. Todo lo que le ocurre es la peor tragedia de la historia. Cada interacción es una oportunidad para un monólogo lacrimógeno sobre sus desgracias. Rara vez escuchan a los demás, y sus interminables quejas y su victimismo profesional colman al espectador más empático.

El Mago de la Evasión

Representa una combinación particularmente tóxica de manipulación y cobardía. Al principio, puede parecer encantador. Su conversación inicial es cautivadora, llena de promesas o historias que te enganchan.

Sin embargo, en cuanto la relación requiere un mínimo de responsabilidad, confrontación u honestidad, este personaje despliega su truco maestro: la desaparición.

Carece de la madurez para comunicar sus intenciones o para afrontar las consecuencias de sus propias mentiras. En lugar de dar explicaciones, simplemente corta toda comunicación sin previo aviso, se esfuma como un fantasma. Su evasión del conflicto es total, y su falta de responsabilidad afectiva es lo que realmente colma a quienes interactúan con él.

El Cuñado

Es un clásico atemporal. Tiene una opinión firme y una solución infalible para absolutamente todo, desde la crisis económica global hasta cómo preparar el gin tonic perfecto. Su presunción de conocimiento es inversamente proporcional a su experiencia real en el tema. No importa de qué se esté hablando, ya lo leyó, lo vivió o tiene una opinión más informada. Interrumpe, pontifica y nunca, nunca, admite que no sabe algo.


Así que, al final del día, estos arquetipos son un reflejo de las personas que nos encontramos en el mundo real. Creaciones que provocan risas por lo hilarante y absurdo de su existencia, por esa ceguera cósmica ante todo lo que no son ellos mismos.

En el fondo, su presencia y su matraca incesante ponen a prueba los límites de mi paciencia, que, como comenzaba diciendo, no existe.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Viaje sin mapa

El traqueteo.

Ese sonido que se adhiere a la piel,

una cadencia de dudas

mientras ascendemos lentos,

hacia el punto de no retorno.

Soy yo en la vida:

mirando hacia atrás con anhelo,

mirando hacia delante con pánico.

La cima es un aliento contenido,

que congela preguntas sin respuesta.

Y de repente, el vacío.

La entrega a la gravedad,

un acto de fe forzoso.

Cierro los ojos, me suelto,

floto en la ingravidez del miedo,

donde el aire se queda

suspendido en otro tiempo.

He aprendido a gritar,

a romperme y encontrar los pedazos,

nuevos, diferentes, pero míos.

Y en los giros,

el mundo se pone de cabeza.

Perspectivas invertidas,

un caos necesario que me enseña

la belleza de lo inesperado.

La flexibilidad del alma.

Al final un suspiro largo,

el corazón que galopa

fuera de ritmo.

He sobrevivido.

No controlo el viaje,

nunca lo hice.

Pero ahora, al menos,

levanto las manos en las caídas,

aceptando la velocidad,

aceptando vueltas inesperadas.

La calma siempre espera,

pero es en el vértigo

donde realmente

he aprendido a respirar.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Flor de té

 El vidrio es un escenario de quietud.

En el fondo, la esfera seca,

un secreto comprimido.

Vierto en el cristal caliente, un aliento tibio que despierta.

No hay prisa.

La magia es lenta, sin urgencia.

El capullo se hidrata, las hojas se estiran.

Un acto de rendición al calor, a la vida efímera.

Se abre, se despliega.

Silenciosamente, el corazón de la flor asciende,

revelando su forma oculta, su propósito de belleza.

Un suspiro vegetal en el agua clara.

Es la intimidad de un instante, un momento robado al tiempo.

El vapor sube, la fragancia se libera.

Me bebo la nostalgia, el recuerdo de lo que aparece y se va.

Solo queda el sabor suave,

la calma que deja la contemplación.

martes, 18 de noviembre de 2025

Deshaciendo el azul

 


(Silencio)

El aire se vuelve denso, una piel sin tacto. En la casa se siente un aliento viejo que respira con lentitud. La luz se posa suavemente sobre la madera que permanece intacta, y el tiempo parece un espectro, un simple y vano reflejo.

(Rallando nubes)

Afuera, la tarde se deshilacha poco a poco. Mis dedos trazan líneas sobre las nubes en el cristal, deshaciendo el azul del cielo en una especie de tormenta de polvo de ensueño, algo efímero y totalmente casual.

(Nido vacío)

Aquí dentro, solo queda el hueco, la forma que ya no está; un nido vacío, hecho de paja y de anhelo. Se oye el crujir de la memoria latente, de aquellas voces que existieron un día.

(Femenino)

Esta quietud que me rodea es ahora mi contorno, mi velo. Es la matriz del eco, la raíz que permanece callada. Una espera que se siente como una flor y también como un consuelo, este instante femenino, esta piel que ha sido abandonada.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Entre Ausencias y Permanencias

 


Mi vida se despliega como complejo jardín. Con dedicación he plantado innumerables flores, símbolos de afectos, sueños y momentos compartidos. Pero este edén no es inmune a las estaciones: con el paso del tiempo, muchas de esas flores se han marchitado; otras, simplemente, fueron arrancadas de raíz por la mano del destino o la distancia.

Las almas que transitan mi existencia, que vienen y van en un ciclo constante, dejan su huella, su impronta indeleble, a veces como suaves caricias, otras como profundas cicatrices. Es la danza pura y a la vez dolorosa de la memoria, un recordatorio constante de la no permanencia de las cosas.

Sin embargo, este ejercicio de introspección me recuerda una verdad fundamental que me ancla al presente, pues, a pesar de las pérdidas, de las ausencias que duelen y de los espacios vacíos, mi jardín interior sigue en pie. Resiste.

He aprendido a desviar mi atención de la tierra reseca y, en su lugar, cuidar las flores que, milagrosamente, siguen ahí. Sé que mi labor es regar con dedicación esas amistades profundas que han demostrado ser resilientes, y proteger con celo y gratitud los amores que, contra viento y marea, desafían el paso del tiempo y las tormentas de la vida.

Acepto la inestabilidad y la frustración inherentes a este proceso de plantar y perder, viéndolas no como tragedias, sino como parte del paisaje, como los vientos recios que, inevitablemente, sacuden mi mundo. Son fuerzas externas, pero he aprendido a diferenciarlas de la esencia misma de mi ser. Reconozco que esos vientos no son, ni serán jamás, las raíces profundas y firmes que me sostienen.

El jardín cambia, sí, pero la jardinera permanece.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Feliz feliz no cumpleaños!!!!

 


Ayer fue mi cumpleaños. A diferencia del bullicio de otros años, este día se despliega con la suavidad del silencio y la calidez de la intimidad. He elegido conscientemente este camino, no por soledad, sino por el profundo deseo de encontrarme conmigo misma en la quietud.

Fue un día para saborear el tiempo, ese lujo esquivo en nuestras vidas ajetreadas. Me permitió respirar hondo y mirar hacia atrás en el lienzo de mi vida. Cada hilo, brillante o tenue, ha contribuido a la persona que soy hoy. En esta atmósfera tranquila, la gratitud por las lecciones, el amor recibido y los desafíos superados florece con intensidad.

Mi celebración fue un conjunto de rituales personales y sencillos: La preparación de mi comida favorita, cocinada con mimo, como un regalo para mi cuerpo y mi alma, un viaje a través de la memoria, sintiendo la cercanía de quienes me acompañan y escribo, confío al papel mis anhelos y los sueños que, como semillas, espero que germinen en el nuevo año. Me recuerdo que soy suficiente, que mi viaje es válido y que merezco amor, empezando por el mío propio.

Por todo ello Feliz cumpleaños a mí, en la suave luz de este día tranquilo y chin chin a quién desee acompañarme.

viernes, 14 de noviembre de 2025

ÍDOLO....EFÍMERO

 


Bendita sea tu cúspide, tu cima,

donde la gloria es tuya, el mundo es poco.

Tu verbo es ley, tu genio nos redime,

y el universo gira para el loco

que en éxtasis de luz se autoproclama

de la razón y el arte dueño y guía;

oh, qué feliz tu alma cuando inflama

su ego en la hoguera, baldía.

Pero, ¡ay!, la sombra llega y el telón cae,

la estrella fugaz se vuelve solo barro.

El héroe de la luz en el fango yace.

Ya no hay aplauso, solo un bostezo raro.

Y en ese abismo atroz, tu ser se espanta,

de la máscara hueca, grita en su garganta.



jueves, 13 de noviembre de 2025

El Imperativo del Canto de la Sirena

Hoy no celebro la constancia, sino el silencio. 

Han pasado diez años desde la última vez que mis dedos danzaron sobre este teclado; una década de marea baja, diez años de deliberado olvido y dique seco. 

Me sumergí. Fue una inmersión consciente en las profundidades de la vida cotidiana. La sirena que soy eligió las aguas frías de la rutina, y mi canto, ese que me define, quedó en suspenso. Abandoné mi blog, mi atalaya.  

Aun así, la pasión, mi melodía interna, persistió. Fue una corriente subterránea constante, un recordatorio susurrante de que mi esencia se resistía a dormir. Sin embargo, el peso de la inercia me mantenía anclada en el abismo. El silencio se había convertido en mi hábitat, y el retorno a la superficie parecía un esfuerzo monumental. 

Pero la necesidad de volver es un imperativo biológico del alma, no un capricho romántico. La melodía brota ahora con una urgencia que no permite más demoras. Es una voz que ha madurado en la oscuridad, cargada con la densidad de diez años de observación y de vida no contada. Siento la pasión como una marea alta que me eleva y me empuja hacia la luz. No es una emoción efusiva, sino una determinación tranquila y firme. 

El letargo ha terminado. Este es mi retorno. El momento de romper la superficie, de respirar de nuevo y de reclamar mi lugar. 

Durante años, he sentido nostalgia, ese olor a salitre repentino en una ciudad de interior, un recordatorio inesperado de lo que dejé atrás. Esos momentos, aunque esporádicos, han sido la semilla que hoy, finalmente, germina en estas líneas.

 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

El reencuentro con una extraña: Volviendo a mi yo del pasado

Hola a todos (si es que queda alguien por aquí),

Hace tanto tiempo que no pasaba por este rincón que, al entrar hoy, he sentido como si me hubiera colado en el diario de otra persona. Una persona que me resulta curiosamente familiar, pero a la que, sinceramente, ya no reconozco del todo.

El tiempo pasa, y con él, cambiamos. Es una verdad universal, supongo, pero es diferente leerlo en un libro que verlo plasmado en tus propias palabras de hace años. Recorrer las entradas antiguas ha sido un ejercicio de arqueología personal. He leído sobre sueños, miedos y pasiones que, en su momento, lo eran todo para mí. Algunas de esas cosas siguen siendo parte de quien soy, pero muchas otras se han desvanecido, sustituidas por nuevas experiencias y, admitámoslo, una perspectiva de la vida muy distinta.

La persona que escribía entonces era más... ¿ingenua? ¿apasionada? ¿quizás un poco de ambas? Me sorprende su intensidad, su forma de ver el mundo en blancos y negros tan definidos. Hoy, la paleta de colores es mucho más compleja, llena de matices grises y de una calma que entonces no poseía.

¿Por qué volví?

Ni siquiera estoy segura... Tal vez sea la nostalgia, o quizás la necesidad de conectar con esa versión anterior de mí misma, de entender el camino que me ha traído hasta aquí. Este blog es un registro de mi evolución, un mapa de las tormentas y las calmas que he vivido.

Volver a este espacio me ha hecho reflexionar sobre la naturaleza del cambio. A veces pensamos que somos seres estáticos, pero la realidad es que estamos en constante movimiento. Nos adaptamos, aprendemos, olvidamos y volvemos a aprender. Y está bien. Es parte de crecer.

No sé si esta será una entrada puntual o si volveré a escribir con más regularidad. Pero, por ahora, solo quería saludar a esa extraña del pasado, darle las gracias por las lecciones aprendidas y tomar las riendas de este blog, que ahora, poco a poco, vuelve a sentirse un poquito más mío.

Gracias por leer (si todavía hay alguien ahí fuera).

Con gratitud y una pizca de asombro,

minerva