jueves, 11 de diciembre de 2025

Bajo la piel

Un diseño invisible

se trazaba en la orilla del tacto.

Transparente, sin peso,

como agua de deshielo en la cima.

Ahora, la luz tropieza en los bordes,

se enreda en la trama que el tiempo cose.

Ya no es una hoguera,

es un ámbar que se vuelve opaco.

La memoria de un tacto liso,

una superficie que los dedos aún persiguen,

pero el territorio ha cambiado.

Las fronteras se movieron en silencio.

El vértigo del acantilado interno,

una caída, una rendición pausada.

La belleza no se fue con un portazo.

Se disolvió en el aire,

como el humo de una vela que se apaga,

dejando solo la cera tibia,

la historia de lo que fue llama.

Aceptar la textura del ocaso.

Añorar la insolencia del primer vuelo.

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