El castigo
En la madrugada, su Señor ordenó instalar tres columnas de frío granito en el centro de la sala con pesadas argollas en cada punto cardinal.
Conduce a Maravillas hacia la sauna turca, la introduce en el agua y así, colmada entre vapores, le susurra que mantenga sus piernas abiertas durante el tiempo que permanezca allí. Acto seguido, hace entrar a dos bellas mujeres, voluptuosas, atléticas, que se acomodan a ambos lados de ella y se va en silencio entre las pesadas cortinas.
Comienzan a acariciarla, a besarla, nota como se excita con extrema rapidez, su cabeza no controla sus impulsos, su voluntad amenaza con quebrarse….. mientras, una de ellas, la mas corpulenta, la toma por detrás, inmovilizando sus brazos y la otra se acerca a su sexo. De debajo de una pequeña mesa saca unos enseres. Maravillas siente algo metálico, frío que le roza, se asusta, un movimiento brusco hace que las mujeres reaccionen, besándola para calmar su ansia y de ese modo, rasurarla suavemente, lentamente, cuidadosamente, a conciencia hasta dejar su sexo completamente despejado mostrando sus labios excitados para proceder después a tocarlos con sus dedos.
La mas delgada sonríe con picardía al ver como se retuerce de placer y abre mas su sexo para ofrecerlo. La bella mujer sabe donde buscar, sabe donde encontrar y encuentra...Maravillas gime, fuerte, ronco. La otra abraza con dureza sus brazos. Aprieta los dientes, desea que la folle, allí, ahora, duro. Los sudores de las tres se unen, se convulsiona, mil dedos en su interior salen y entran, pellizcan y retuercen. Maravillas es un mar de humedades, sin darse cuenta, es toda la mano de la chica la que esta dentro de su sexo, gime y gime, duele pero a la vez es una sensación inenarrable, la que observa se incorpora y le ofrece su sexo también rasurado a su boca, ella lo desea, desea todo.
Está a punto de derramarse cuando en ese momento entra El y les ordena parar y, una a una, las hace salir del baño, las lleva hacia las columnas, de donde atraviesa un travesaño y ata sus cuerpos con telas. Crucificadas, con tensión en los brazos y casi sin apoyo en los pies, se miran entre si con el deseo brillando en sus ojos, están muy cerca….el sudor gotea en la base de cada poste. Entonces El les muestra un látigo con el que empieza a azotarlas una a una, ventiún azotes respectivamente. Las otras observan sabiendo que serán las siguientes y, en lugar de miedo, se excitan cada vez mas deseando que llegue su turno y notar el caliente cuero del látigo en su piel.
Así transcurre el tiempo hasta siete rondas de chasquidos, sus gemidos inundan la sala.
Cuando se cumple la última, sus espaldas y brazos notan el esfuerzo, la respiración se entrecorta y, al cabo de media hora, una de ellas pide que pare. El accede y la baja.
Ella le dice...Señor,...podrá usted...?
El le responde seco, frío: No
La otra chica y Maravillas siguen en sus cruces, el dolor se hace insoportable aunque ambas intentan resistir doce...trece minutos mas....
Maravillas no puede, lo hace saber a su Señor. El la baja....le ordena que se quede de rodillas a su lado mientras desata a la otra chica, la mas corpulenta y, acariciando su pelo, le dice...has sido escogida y ella contesta...gracias Señor.
Sabe lo que debe hacer, su Amo la ha elegido para darle placer, abre su boca cuando El venda sus ojos sabiendo que el sexo de su Amo va a entrar en ella y así lo hace….
Maravillas lo observa…
Al cabo de poco, El se derrama sobre la chica que esboza una leve sonrisa. El se la lleva hacia una puerta donde hay una alcoba y desaparecen.
Maravillas se queda en el centro de la sala...sola, cabizbaja...y una lágrima desciende de su mejilla. Hoy sabe que no tendrá su regazo ni estará en su presencia cuando lea un nuevo martirio de Yao. Hoy ha aprendido algo más y lo interioriza entre sollozos.
Hoy no estará con El y sabe que eso le rompe el alma mas que un azote le quiebra la piel.
Conduce a Maravillas hacia la sauna turca, la introduce en el agua y así, colmada entre vapores, le susurra que mantenga sus piernas abiertas durante el tiempo que permanezca allí. Acto seguido, hace entrar a dos bellas mujeres, voluptuosas, atléticas, que se acomodan a ambos lados de ella y se va en silencio entre las pesadas cortinas.
Comienzan a acariciarla, a besarla, nota como se excita con extrema rapidez, su cabeza no controla sus impulsos, su voluntad amenaza con quebrarse….. mientras, una de ellas, la mas corpulenta, la toma por detrás, inmovilizando sus brazos y la otra se acerca a su sexo. De debajo de una pequeña mesa saca unos enseres. Maravillas siente algo metálico, frío que le roza, se asusta, un movimiento brusco hace que las mujeres reaccionen, besándola para calmar su ansia y de ese modo, rasurarla suavemente, lentamente, cuidadosamente, a conciencia hasta dejar su sexo completamente despejado mostrando sus labios excitados para proceder después a tocarlos con sus dedos.
La mas delgada sonríe con picardía al ver como se retuerce de placer y abre mas su sexo para ofrecerlo. La bella mujer sabe donde buscar, sabe donde encontrar y encuentra...Maravillas gime, fuerte, ronco. La otra abraza con dureza sus brazos. Aprieta los dientes, desea que la folle, allí, ahora, duro. Los sudores de las tres se unen, se convulsiona, mil dedos en su interior salen y entran, pellizcan y retuercen. Maravillas es un mar de humedades, sin darse cuenta, es toda la mano de la chica la que esta dentro de su sexo, gime y gime, duele pero a la vez es una sensación inenarrable, la que observa se incorpora y le ofrece su sexo también rasurado a su boca, ella lo desea, desea todo.
Está a punto de derramarse cuando en ese momento entra El y les ordena parar y, una a una, las hace salir del baño, las lleva hacia las columnas, de donde atraviesa un travesaño y ata sus cuerpos con telas. Crucificadas, con tensión en los brazos y casi sin apoyo en los pies, se miran entre si con el deseo brillando en sus ojos, están muy cerca….el sudor gotea en la base de cada poste. Entonces El les muestra un látigo con el que empieza a azotarlas una a una, ventiún azotes respectivamente. Las otras observan sabiendo que serán las siguientes y, en lugar de miedo, se excitan cada vez mas deseando que llegue su turno y notar el caliente cuero del látigo en su piel.
Así transcurre el tiempo hasta siete rondas de chasquidos, sus gemidos inundan la sala.
Cuando se cumple la última, sus espaldas y brazos notan el esfuerzo, la respiración se entrecorta y, al cabo de media hora, una de ellas pide que pare. El accede y la baja.
Ella le dice...Señor,...podrá usted...?
El le responde seco, frío: No
La otra chica y Maravillas siguen en sus cruces, el dolor se hace insoportable aunque ambas intentan resistir doce...trece minutos mas....
Maravillas no puede, lo hace saber a su Señor. El la baja....le ordena que se quede de rodillas a su lado mientras desata a la otra chica, la mas corpulenta y, acariciando su pelo, le dice...has sido escogida y ella contesta...gracias Señor.
Sabe lo que debe hacer, su Amo la ha elegido para darle placer, abre su boca cuando El venda sus ojos sabiendo que el sexo de su Amo va a entrar en ella y así lo hace….
Maravillas lo observa…
Al cabo de poco, El se derrama sobre la chica que esboza una leve sonrisa. El se la lleva hacia una puerta donde hay una alcoba y desaparecen.
Maravillas se queda en el centro de la sala...sola, cabizbaja...y una lágrima desciende de su mejilla. Hoy sabe que no tendrá su regazo ni estará en su presencia cuando lea un nuevo martirio de Yao. Hoy ha aprendido algo más y lo interioriza entre sollozos.
Hoy no estará con El y sabe que eso le rompe el alma mas que un azote le quiebra la piel.

2 Miradas al Sur:
Sugerente, veloz, intenso. Saludos
Gracias por su comentario. Un saludo, minerva.
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