jueves, 27 de noviembre de 2025

Cuídate

Un respiro.

La mano en el pecho.

Acepta el peso de este momento.

No hay tareas pendientes aquí.

Solo tú,

tu piel,

tus huesos.

Eres frágil, eres fuerte.

Sé amable con tus miedos.

Sé tierno con tus rechazos.

Sé compasivo, sé humano.

Y, cuídate,

simplemente,

cuídate.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Fallos

Tengo un mapa dibujado en la piel,

que no se ve con luz del día.

Son las líneas finas de las noches sin dormir,

las coordenadas del primer corazón roto,

la fisura donde la confianza se quebró y sanó mal.

No son marcas de guerra, sino de arquitectura:

¿Cómo se reconstruye una misma

después de que el plano original fallara?

Cada línea, un idioma que aprendí a hablar

a golpes de silencio.

Aquí, el punto exacto donde dejé de esperar.

Allí, el cruce donde elegí el camino más difícil.

Soy un atlas de lugares donde fracasé rotundamente.

Mas... no lo cambiaría por la piel lisa

de quien nunca ha dudado.

Es la brújula, la senda que me enseña, a golpe de cicatrices,

dónde no volver a perderme.

martes, 25 de noviembre de 2025

Mis Tormentas Emocionales

Supongo que a todos nos pasa: ese sentimiento de que, de repente, el mundo se viene encima y el pecho se oprime. Ese instante en el que un pequeño detalle —un gesto, una mirada o un comentario sin importancia— es la gota que derrama el vaso. De pronto, todo lo que se ha estado conteniendo se desborda y sientes que no puedes respirar.

He estado ahí muchas veces. Ese punto donde las lágrimas brotan sin control, o donde la ira te hace temblar y te deja sin palabras. Es una sensación de caos total, como si mi mente y mi cuerpo estuvieran en guerra, y yo, en medio, sin saber cómo gestionarlo.

Para ser honesta, es en esos momentos cuando me siento increíblemente sola. Me convenzo de que nadie más entiende el desorden que llevo dentro, de que soy yo quien está fallando por no ser más fuerte. Percibo una vulnerabilidad extrema de estar expuesta... Es la impotencia de querer parar el tren, pero sin tener acceso a los frenos, solo ser una pasajera aterrorizada viendo cómo se avecina el choque.

Atravesar estas circunstancias puede ser muy desafiante, sobre todo por esa sensación de agotamiento mental y físico que significa enfrentarse a una avalancha emocional. Para mi, la única forma de cruzar por ese torbellino es dejar que me empape y esperar a que amaine. No hay un manual, solo la realidad de lidiar con sensaciones intensas y la esperanza de salir intacta, de alguna manera, al otro lado.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Arenas del alma

Confieso que he construido un muro a mi alrededor. Es alto, y sé perfectamente por qué está ahí. Lo levanté con una dedicación casi desesperada, después de cada golpe, de cada decepción, de cada vez que me abrí, me sentí expuesta y luego, inevitablemente, abandonada.

Es mi mecanismo de defensa. Mi mente me dice, con una lógica brutal y simple: "Si no sientes, no duele". Y, he de admitirlo, ha funcionado. Me ha dado un respiro de la constante ansiedad, un lugar seguro, un reducto privado donde nadie puede entrar sin mi permiso, un santuario que yo controlo por completo.

Me he vuelto diestra en esto de manejar mis propias emociones a puerta cerrada. Me he convertido en la guardiana silenciosa de mi mundo interior. Evito la vulnerabilidad como si fuera un precipicio, un borde peligroso en el sé que me es fácil caer. He aprendido a desconfiar por defecto, a protegerme, a anticipar el ataque antes de que el mundo tenga siquiera la oportunidad de herirme de nuevo. Es una vigilancia constante, agotadora a veces, pero necesaria.

Esta es mi fortaleza. Me protege del caos exterior, me mantiene a salvo de las tormentas emocionales que pudieran azotarme.

Y aquí estoy, detrás de mi creación, en un silencio seguro y frío. No hay lecciones edificantes ni caminos hacia la redención, solo la realidad tangible de los cimientos firmes de un muro que se quedará aquí por un tiempo, indefinido.

Esta es mi elección, mi paz, mi soledad.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Mi Brújula Interior

Una voz en el silencio,

no un grito, solo un murmullo.

Me habla de lo que soy,

y de lo que podría ser:

un juez sin toga,

un faro sin luz visible.

La conciencia,

un peso ligero y constante en mi pecho.

Mi ética,

el mapa sin tinta, solo líneas de principios;

decisiones tomadas en la quietud de la noche,

un camino elegido, pensado con y por el alma.

La raíz de mi ser, que el papel no puede dictar.

Y la vergüenza,

ese rubor caliente e incómodo,

un recordatorio de mi lugar entre otros seres.

Un freno necesario que no miente.

Sin ella, solo quedaría el vacío del cinismo,

el frío eco de la indiferencia,

un ser desprovisto de su propia humanidad.

Solo entonces, en esa ausencia,

el silencio dejaría de ser un murmullo

para convertirse en un grito ensordecedor.

viernes, 21 de noviembre de 2025

¡Que alguien les ponga un bozal!


Hay personajes que están diseñados para probar los límites de mi paciencia (inexistente. No intentaré vender esto como una "virtud incomprendida", es simplemente mi realidad). Hablo de esos seres que no solo creen que el mundo gira a su alrededor, sino que además sienten la imperiosa necesidad de narrar cada vuelta con lujo de detalles.

Aquí va mi disección de los "reyes y reinas del ombliguismo" que, a pesar de todo, me hacen reír (a veces, pocas).

El Genio Narcisista y Sarcástico

Es brillante, lo sabe, y se asegura de que tú también lo sepas. Su inteligencia solo es superada por la creencia en su propia infalibilidad, utiliza el sarcasmo como un escudo y una espada. Cada vez que abre la boca es para hacer una broma, un comentario mordaz o para recordarte lo superior que es. Es divertido, pero su cháchara incesante y su incapacidad para tomarse algo en serio pueden ser francamente agotadoras.

El Dramático Profesional

Este no se mira el ombligo, se lo tatúa en la frente. Todo lo que le ocurre es la peor tragedia de la historia. Cada interacción es una oportunidad para un monólogo lacrimógeno sobre sus desgracias. Rara vez escuchan a los demás, y sus interminables quejas y su victimismo profesional colman al espectador más empático.

El Mago de la Evasión

Representa una combinación particularmente tóxica de manipulación y cobardía. Al principio, puede parecer encantador. Su conversación inicial es cautivadora, llena de promesas o historias que te enganchan.

Sin embargo, en cuanto la relación requiere un mínimo de responsabilidad, confrontación u honestidad, este personaje despliega su truco maestro: la desaparición.

Carece de la madurez para comunicar sus intenciones o para afrontar las consecuencias de sus propias mentiras. En lugar de dar explicaciones, simplemente corta toda comunicación sin previo aviso, se esfuma como un fantasma. Su evasión del conflicto es total, y su falta de responsabilidad afectiva es lo que realmente colma a quienes interactúan con él.

El Cuñado

Es un clásico atemporal. Tiene una opinión firme y una solución infalible para absolutamente todo, desde la crisis económica global hasta cómo preparar el gin tonic perfecto. Su presunción de conocimiento es inversamente proporcional a su experiencia real en el tema. No importa de qué se esté hablando, ya lo leyó, lo vivió o tiene una opinión más informada. Interrumpe, pontifica y nunca, nunca, admite que no sabe algo.


Así que, al final del día, estos arquetipos son un reflejo de las personas que nos encontramos en el mundo real. Creaciones que provocan risas por lo hilarante y absurdo de su existencia, por esa ceguera cósmica ante todo lo que no son ellos mismos.

En el fondo, su presencia y su matraca incesante ponen a prueba los límites de mi paciencia, que, como comenzaba diciendo, no existe.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Viaje sin mapa

El traqueteo.

Ese sonido que se adhiere a la piel,

una cadencia de dudas

mientras ascendemos lentos,

hacia el punto de no retorno.

Soy yo en la vida:

mirando hacia atrás con anhelo,

mirando hacia delante con pánico.

La cima es un aliento contenido,

que congela preguntas sin respuesta.

Y de repente, el vacío.

La entrega a la gravedad,

un acto de fe forzoso.

Cierro los ojos, me suelto,

floto en la ingravidez del miedo,

donde el aire se queda

suspendido en otro tiempo.

He aprendido a gritar,

a romperme y encontrar los pedazos,

nuevos, diferentes, pero míos.

Y en los giros,

el mundo se pone de cabeza.

Perspectivas invertidas,

un caos necesario que me enseña

la belleza de lo inesperado.

La flexibilidad del alma.

Al final un suspiro largo,

el corazón que galopa

fuera de ritmo.

He sobrevivido.

No controlo el viaje,

nunca lo hice.

Pero ahora, al menos,

levanto las manos en las caídas,

aceptando la velocidad,

aceptando vueltas inesperadas.

La calma siempre espera,

pero es en el vértigo

donde realmente

he aprendido a respirar.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Flor de té

 El vidrio es un escenario de quietud.

En el fondo, la esfera seca,

un secreto comprimido.

Vierto en el cristal caliente, un aliento tibio que despierta.

No hay prisa.

La magia es lenta, sin urgencia.

El capullo se hidrata, las hojas se estiran.

Un acto de rendición al calor, a la vida efímera.

Se abre, se despliega.

Silenciosamente, el corazón de la flor asciende,

revelando su forma oculta, su propósito de belleza.

Un suspiro vegetal en el agua clara.

Es la intimidad de un instante, un momento robado al tiempo.

El vapor sube, la fragancia se libera.

Me bebo la nostalgia, el recuerdo de lo que aparece y se va.

Solo queda el sabor suave,

la calma que deja la contemplación.

martes, 18 de noviembre de 2025

Deshaciendo el azul

 


(Silencio)

El aire se vuelve denso, una piel sin tacto. En la casa se siente un aliento viejo que respira con lentitud. La luz se posa suavemente sobre la madera que permanece intacta, y el tiempo parece un espectro, un simple y vano reflejo.

(Rallando nubes)

Afuera, la tarde se deshilacha poco a poco. Mis dedos trazan líneas sobre las nubes en el cristal, deshaciendo el azul del cielo en una especie de tormenta de polvo de ensueño, algo efímero y totalmente casual.

(Nido vacío)

Aquí dentro, solo queda el hueco, la forma que ya no está; un nido vacío, hecho de paja y de anhelo. Se oye el crujir de la memoria latente, de aquellas voces que existieron un día.

(Femenino)

Esta quietud que me rodea es ahora mi contorno, mi velo. Es la matriz del eco, la raíz que permanece callada. Una espera que se siente como una flor y también como un consuelo, este instante femenino, esta piel que ha sido abandonada.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Entre Ausencias y Permanencias

 


Mi vida se despliega como complejo jardín. Con dedicación he plantado innumerables flores, símbolos de afectos, sueños y momentos compartidos. Pero este edén no es inmune a las estaciones: con el paso del tiempo, muchas de esas flores se han marchitado; otras, simplemente, fueron arrancadas de raíz por la mano del destino o la distancia.

Las almas que transitan mi existencia, que vienen y van en un ciclo constante, dejan su huella, su impronta indeleble, a veces como suaves caricias, otras como profundas cicatrices. Es la danza pura y a la vez dolorosa de la memoria, un recordatorio constante de la no permanencia de las cosas.

Sin embargo, este ejercicio de introspección me recuerda una verdad fundamental que me ancla al presente, pues, a pesar de las pérdidas, de las ausencias que duelen y de los espacios vacíos, mi jardín interior sigue en pie. Resiste.

He aprendido a desviar mi atención de la tierra reseca y, en su lugar, cuidar las flores que, milagrosamente, siguen ahí. Sé que mi labor es regar con dedicación esas amistades profundas que han demostrado ser resilientes, y proteger con celo y gratitud los amores que, contra viento y marea, desafían el paso del tiempo y las tormentas de la vida.

Acepto la inestabilidad y la frustración inherentes a este proceso de plantar y perder, viéndolas no como tragedias, sino como parte del paisaje, como los vientos recios que, inevitablemente, sacuden mi mundo. Son fuerzas externas, pero he aprendido a diferenciarlas de la esencia misma de mi ser. Reconozco que esos vientos no son, ni serán jamás, las raíces profundas y firmes que me sostienen.

El jardín cambia, sí, pero la jardinera permanece.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Feliz feliz no cumpleaños!!!!

 


Ayer fue mi cumpleaños. A diferencia del bullicio de otros años, este día se despliega con la suavidad del silencio y la calidez de la intimidad. He elegido conscientemente este camino, no por soledad, sino por el profundo deseo de encontrarme conmigo misma en la quietud.

Fue un día para saborear el tiempo, ese lujo esquivo en nuestras vidas ajetreadas. Me permitió respirar hondo y mirar hacia atrás en el lienzo de mi vida. Cada hilo, brillante o tenue, ha contribuido a la persona que soy hoy. En esta atmósfera tranquila, la gratitud por las lecciones, el amor recibido y los desafíos superados florece con intensidad.

Mi celebración fue un conjunto de rituales personales y sencillos: La preparación de mi comida favorita, cocinada con mimo, como un regalo para mi cuerpo y mi alma, un viaje a través de la memoria, sintiendo la cercanía de quienes me acompañan y escribo, confío al papel mis anhelos y los sueños que, como semillas, espero que germinen en el nuevo año. Me recuerdo que soy suficiente, que mi viaje es válido y que merezco amor, empezando por el mío propio.

Por todo ello Feliz cumpleaños a mí, en la suave luz de este día tranquilo y chin chin a quién desee acompañarme.

viernes, 14 de noviembre de 2025

ÍDOLO....EFÍMERO

 


Bendita sea tu cúspide, tu cima,

donde la gloria es tuya, el mundo es poco.

Tu verbo es ley, tu genio nos redime,

y el universo gira para el loco

que en éxtasis de luz se autoproclama

de la razón y el arte dueño y guía;

oh, qué feliz tu alma cuando inflama

su ego en la hoguera, baldía.

Pero, ¡ay!, la sombra llega y el telón cae,

la estrella fugaz se vuelve solo barro.

El héroe de la luz en el fango yace.

Ya no hay aplauso, solo un bostezo raro.

Y en ese abismo atroz, tu ser se espanta,

de la máscara hueca, grita en su garganta.



jueves, 13 de noviembre de 2025

El Imperativo del Canto de la Sirena

Hoy no celebro la constancia, sino el silencio. 

Han pasado diez años desde la última vez que mis dedos danzaron sobre este teclado; una década de marea baja, diez años de deliberado olvido y dique seco. 

Me sumergí. Fue una inmersión consciente en las profundidades de la vida cotidiana. La sirena que soy eligió las aguas frías de la rutina, y mi canto, ese que me define, quedó en suspenso. Abandoné mi blog, mi atalaya.  

Aun así, la pasión, mi melodía interna, persistió. Fue una corriente subterránea constante, un recordatorio susurrante de que mi esencia se resistía a dormir. Sin embargo, el peso de la inercia me mantenía anclada en el abismo. El silencio se había convertido en mi hábitat, y el retorno a la superficie parecía un esfuerzo monumental. 

Pero la necesidad de volver es un imperativo biológico del alma, no un capricho romántico. La melodía brota ahora con una urgencia que no permite más demoras. Es una voz que ha madurado en la oscuridad, cargada con la densidad de diez años de observación y de vida no contada. Siento la pasión como una marea alta que me eleva y me empuja hacia la luz. No es una emoción efusiva, sino una determinación tranquila y firme. 

El letargo ha terminado. Este es mi retorno. El momento de romper la superficie, de respirar de nuevo y de reclamar mi lugar. 

Durante años, he sentido nostalgia, ese olor a salitre repentino en una ciudad de interior, un recordatorio inesperado de lo que dejé atrás. Esos momentos, aunque esporádicos, han sido la semilla que hoy, finalmente, germina en estas líneas.

 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

El reencuentro con una extraña: Volviendo a mi yo del pasado

Hola a todos (si es que queda alguien por aquí),

Hace tanto tiempo que no pasaba por este rincón que, al entrar hoy, he sentido como si me hubiera colado en el diario de otra persona. Una persona que me resulta curiosamente familiar, pero a la que, sinceramente, ya no reconozco del todo.

El tiempo pasa, y con él, cambiamos. Es una verdad universal, supongo, pero es diferente leerlo en un libro que verlo plasmado en tus propias palabras de hace años. Recorrer las entradas antiguas ha sido un ejercicio de arqueología personal. He leído sobre sueños, miedos y pasiones que, en su momento, lo eran todo para mí. Algunas de esas cosas siguen siendo parte de quien soy, pero muchas otras se han desvanecido, sustituidas por nuevas experiencias y, admitámoslo, una perspectiva de la vida muy distinta.

La persona que escribía entonces era más... ¿ingenua? ¿apasionada? ¿quizás un poco de ambas? Me sorprende su intensidad, su forma de ver el mundo en blancos y negros tan definidos. Hoy, la paleta de colores es mucho más compleja, llena de matices grises y de una calma que entonces no poseía.

¿Por qué volví?

Ni siquiera estoy segura... Tal vez sea la nostalgia, o quizás la necesidad de conectar con esa versión anterior de mí misma, de entender el camino que me ha traído hasta aquí. Este blog es un registro de mi evolución, un mapa de las tormentas y las calmas que he vivido.

Volver a este espacio me ha hecho reflexionar sobre la naturaleza del cambio. A veces pensamos que somos seres estáticos, pero la realidad es que estamos en constante movimiento. Nos adaptamos, aprendemos, olvidamos y volvemos a aprender. Y está bien. Es parte de crecer.

No sé si esta será una entrada puntual o si volveré a escribir con más regularidad. Pero, por ahora, solo quería saludar a esa extraña del pasado, darle las gracias por las lecciones aprendidas y tomar las riendas de este blog, que ahora, poco a poco, vuelve a sentirse un poquito más mío.

Gracias por leer (si todavía hay alguien ahí fuera).

Con gratitud y una pizca de asombro,

minerva