جعلت اليأس لي حصنا ودرعا فلم ألبس ثياب المستضاموأكثر من جميع الناس عندي يسير صانني دون النام
إذا ما صح لي ديني وعرضي فلست لم ا تولى ذا اهتمام
تولى الأمس والغد لست أدري أأدركه ففيما ذا اغتمام
ابن هزم
Hice de la desesperación mi castillo y mi coraza,
no quiero disfrazarme de víctima de la injusticia.
Más que todo vale para mi,
eso poquito que me permite no necesitar a nadie.
Estando firmes mi religión y mi honor,
en nada tengo lo que se va de mi lado.
El ayer se fue, el mañana no se si lo alcanzaré
¿de qué voy a afligirme?
Ibn Hazm
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AMOR FALAZ
Tu amor, al que no he de acercarme, es falaz.
Tú sirves de lecho a todo el que llega.
No te contentas con un solo amante
y tienes en torno tuya una gran turba.
Si yo fuese príncipe, este príncipe no pretendería
verte, por miedo del tropel.
Te pareces a los deseos, que, por muchos que sean,
aceptan a todo el que se llega a ellos
y no rechazan a nadie que venga,
aunque la trompeta haya convocado a todo el género humano.
EL OLVIDO
Si antes me hubieran dicho:
“Olvidarás a quién amas”,
mil veces hubiera jurado:
“Eso no sucederá nunca”.
Pero ya que tras un largo desdén
fuerza es que venga el olvido,
bendito sea tu desdén,
pues que trabaja y se fatiga en curarme.
Ahora me maravillo del olvido,
como antes me maravillaba de la firmeza,
y veo ya tu amor como unas brasas
que arden, pero bajo la ceniza.
HERIDA INCURABLE
La herida que me has hecho tiene cura y no hay reproche.
La que es incurable es la herida del amor.
En medio de su tez blanca son los lunares
como nenúfares en un jardín de narcisos.
Cuántas veces aquel por cuyo amor me muero de triste
me dijo con palabras cortantes y despectivas,
cuando mis peticiones se hacían más apremiantes,
insistiendo unas veces y otras adulándolo:
“¿No basta mi desvío para aplacar tu sed
y ahuyentar el deseo que te anda por el pecho?”
Yo le contestaba: “Si así fuese, no habría
entre los hombres dos vecinos enemigos.
Los ejércitos se miran uno a otro antes de reñir
y luego la muerte abre entre ellos caminos de ruina.
ANGEL O PERSONA
¿Perteneces al mundo de los ángeles o al de los hombres?
Dímelo, porque la confusión se burla de mi entendimiento.
Veo una figura humana, pero, si uso de mi razón,
hallo que es tu cuerpo un cuerpo celeste.
¡Bendito sea el que contrapesó el modo de ser de sus criaturas
e hizo que, por naturaleza, fueses maravillosa luz!
No puedo dudar que eres puro espíritu atraído a nosotros
por una semejanza que enlaza a las almas.
No hay más prueba que atestigüe tu encarnación corporal
ni otro argumento que el de que eres visible.
Si nuestros ojos no contemplaran tu ser, diríamos
que eras la Sublime Razón Verdadera.
HERIDO DE AMOR
¿Hay quién pague el precio de sangre del asesinado por el amor?
¿Hay quién rescate al cautivo del amor?
¿O podrá acaso el destino hacerme retroceder hacia mi amada
como en aquel día que pasamos junto al río?
Lo pasé nadando y estaba sediento:
¡Qué maravilla uno que nada y tiene sed!
El amor, dueño mío, me dejó tan extenuado
que no pueden verme los ojos de los que me visitan
¿Cómo se las arregló el amor para llegar
a quién es invisible para todos?
El médico se ha aburrido de intentar curarme
Y hasta mis émulos sienten piedad de mi dolencia.
AMOR ABIERTAMENTE DECLARADO
Los que no saben qué es amor me censuran porque te amo,
pero, a mi juicio, tanto me da el que te injuria como el que se calla.
Me dicen: “Has dejado a un lado todo disimulo,
aunque te mostrabas a las gentes celoso observante de la ley religiosa”.
Yo les digo: “Ocultar mi amor sería hipocresía pura
y uno como yo detesta los hipócritas.
¿Cuándo vedó Mahoma el amor?
¿Consta acaso su ilicitud en el claro texto revelado?
Mientras no cometa cosas prohibidas, por las cuales tema
llegar el día de la resurrección con la cara perpleja,
no hago caso, en materia de amor, de lo que digan los censores,
y, por vida mía, me es igual que hablen a gritos o en voz baja.
¿Es acaso responsable el hombre de algo que no haya elegido libremente?
¿Por ventura el que se calla será reprendido por las palabras que no profirió?
Tu amor, al que no he de acercarme, es falaz.
Tú sirves de lecho a todo el que llega.
No te contentas con un solo amante
y tienes en torno tuya una gran turba.
Si yo fuese príncipe, este príncipe no pretendería
verte, por miedo del tropel.
Te pareces a los deseos, que, por muchos que sean,
aceptan a todo el que se llega a ellos
y no rechazan a nadie que venga,
aunque la trompeta haya convocado a todo el género humano.
EL OLVIDO
Si antes me hubieran dicho:
“Olvidarás a quién amas”,
mil veces hubiera jurado:
“Eso no sucederá nunca”.
Pero ya que tras un largo desdén
fuerza es que venga el olvido,
bendito sea tu desdén,
pues que trabaja y se fatiga en curarme.
Ahora me maravillo del olvido,
como antes me maravillaba de la firmeza,
y veo ya tu amor como unas brasas
que arden, pero bajo la ceniza.
HERIDA INCURABLE
La herida que me has hecho tiene cura y no hay reproche.
La que es incurable es la herida del amor.
En medio de su tez blanca son los lunares
como nenúfares en un jardín de narcisos.
Cuántas veces aquel por cuyo amor me muero de triste
me dijo con palabras cortantes y despectivas,
cuando mis peticiones se hacían más apremiantes,
insistiendo unas veces y otras adulándolo:
“¿No basta mi desvío para aplacar tu sed
y ahuyentar el deseo que te anda por el pecho?”
Yo le contestaba: “Si así fuese, no habría
entre los hombres dos vecinos enemigos.
Los ejércitos se miran uno a otro antes de reñir
y luego la muerte abre entre ellos caminos de ruina.
ANGEL O PERSONA
¿Perteneces al mundo de los ángeles o al de los hombres?
Dímelo, porque la confusión se burla de mi entendimiento.
Veo una figura humana, pero, si uso de mi razón,
hallo que es tu cuerpo un cuerpo celeste.
¡Bendito sea el que contrapesó el modo de ser de sus criaturas
e hizo que, por naturaleza, fueses maravillosa luz!
No puedo dudar que eres puro espíritu atraído a nosotros
por una semejanza que enlaza a las almas.
No hay más prueba que atestigüe tu encarnación corporal
ni otro argumento que el de que eres visible.
Si nuestros ojos no contemplaran tu ser, diríamos
que eras la Sublime Razón Verdadera.
HERIDO DE AMOR
¿Hay quién pague el precio de sangre del asesinado por el amor?
¿Hay quién rescate al cautivo del amor?
¿O podrá acaso el destino hacerme retroceder hacia mi amada
como en aquel día que pasamos junto al río?
Lo pasé nadando y estaba sediento:
¡Qué maravilla uno que nada y tiene sed!
El amor, dueño mío, me dejó tan extenuado
que no pueden verme los ojos de los que me visitan
¿Cómo se las arregló el amor para llegar
a quién es invisible para todos?
El médico se ha aburrido de intentar curarme
Y hasta mis émulos sienten piedad de mi dolencia.
AMOR ABIERTAMENTE DECLARADO
Los que no saben qué es amor me censuran porque te amo,
pero, a mi juicio, tanto me da el que te injuria como el que se calla.
Me dicen: “Has dejado a un lado todo disimulo,
aunque te mostrabas a las gentes celoso observante de la ley religiosa”.
Yo les digo: “Ocultar mi amor sería hipocresía pura
y uno como yo detesta los hipócritas.
¿Cuándo vedó Mahoma el amor?
¿Consta acaso su ilicitud en el claro texto revelado?
Mientras no cometa cosas prohibidas, por las cuales tema
llegar el día de la resurrección con la cara perpleja,
no hago caso, en materia de amor, de lo que digan los censores,
y, por vida mía, me es igual que hablen a gritos o en voz baja.
¿Es acaso responsable el hombre de algo que no haya elegido libremente?
¿Por ventura el que se calla será reprendido por las palabras que no profirió?
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