La Biblia de Gutenberg

marzo 01, 2009 minerva 0 Comments

Los primeros incunables tienen el mismo aspecto que los manuscritos. Esta identificación se consideraba un triunfo de la nueva técnica y aseguraba el éxito comercial. La letra utilizada para su confección se componía no solo de signos sueltos sino también de letras unidas por nexos y abreviaturas, como en los manuscritos.

Se imprimía según su naturaleza o el uso al que se destinaban en tres tipos fundamentales de escritura:
1. La letra gótica para los textos escolásticos, destinados a teólogos y universitarios.
2. La gótica bastarda, utilizada en textos literarios tanto en lengua latina como en vulgar.
3. La humanística o romana, utilizada por un reducido número de eruditos que deseaban imitar la letra de los antiguos manuscritos de la cultura clásica romana.

La Biblia de Gutenberg fue concebida para que se asemejara lo más posible a un manuscrito, no llevaba números de página, ni otros rasgos característicos de los libros modernos.
Se trata de una versión latina de las Escrituras de san Jerónimo y, para su impresión, fue preciso fundir casi cinco millones de tipos, editándose 120 ejemplares en papel y 20 en pergamino, de los que se conservan unos 45. Las ilustraciones de cada ejemplar de esta Biblia fueron pintadas a mano y los tomos se embellecieron cada uno de forma diferente.
Gutenberg no fue el inventor de la imprenta puesto que, a comienzos del siglo XV, ya se imprimían naipes y estampas con motivos religiosos. Estas impresiones se realizaban mediante la aplicación de una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre el papel o el pergamino. Tampoco fue mérito suyo la composición de textos con caracteres móviles, es decir, la fabricación de letras o símbolos individuales.
El verdadero logro de Gutenberg fue el perfeccionar estas técnicas hasta conseguir un procedimiento tipográfico que ha permanecido sin apenas cambios hasta principios del siglo XX. De esta forma, para la elaboración de sus libros impresos, sustituyó la madera por metal, fabricando moldes de fundición capaces de reproducir tipos metálicos regulares que permitieran la composición de textos. Fue esta invención, la impresión tipográfica con tipos móviles metálicos, la que dio origen al verdadero libro moderno.
Fue gracias a la posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros, que un mayor número de personas en todo el mundo pudo acceder al saber escrito, lo que dio lugar a inestimables transformaciones, no sólo en el campo de la cultura, sino también en el de la política, la religión y las artes.

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