Crónica en azul petróleo

febrero 28, 2009 minerva 2 Comments

Le puso Su collar engarzándolo a la negra cuerda que se ajustaba con armonía a su cuerpo, pareciera que lo esperaba, fue envolviéndola de forma pausada hasta quedar en perfecta unión. Contemplaba extasiada el laborioso tejido que embellecía su piel y pensaba…., siempre le habían fascinado las ataduras, los nudos, los dibujos que caprichosos iban saliendo de Su mano. De rodillas, con los brazos atrapados a su espalda, sin posibilidad de movimiento, la comenzó a azotar lentamente, cada uno mas fuerte al anterior mientras sus ya sensibilizados pezones recibían de nuevo los bocados ardientes de las pinzas.
La fusta cayó sobre ellos, el dolor la hacía estremecer, comenzaron a caer lágrimas, pasaban los minutos, El observaba sus gestos, ella cerraba los ojos para concentrarse en su satisfacción. De repente, cuando a punto estaba de usar la palabra de seguridad pactada, El paró, acarició su mejilla y sacó las pinzas tan despacio que ella hundió la cabeza en Su pecho para ahogar el gemido que amagaba escapar. Entonces acercó la crema y con una suavidad infinita masajeó las aureolas y le sonrió orgulloso.
Era incómoda la postura, boca abajo, sin poder moverse, dependiendo de lo que El deseara, esperó. Escuchaba Sus pasos inquieta, hasta que algo helado la hizo dar un respingo, no era doloroso, pero si extraño. Lo notaba como se iba introduciendo en su ano, excitándola, humedeciéndola. El retiró el pelo de su cara, deseaba ver sus ojos y su boca suplicante mientras hacía efecto su poción. Unos pocos segundos y jadeaba con el corazón acelerado y la respiración entrecortada. El acercó su sexo y ella, no dudó, lo acogió entre sus labios, lo besó, lo hizo suyo hasta sentir como se derramaba, bebiendo su jugo.
El ardor se había calmado levemente y seguía en la misma posición cuando Su mano se dejó sentir en sus nalgas al tiempo que la iba desatando. Se recreaba en los nudos, no tenía prisa. Al finalizar, le dio la vuelta colocándola al borde de la cama, abrió bien sus piernas y la montó dejando que se abrazasen los gemidos de ambos hasta estallar.
La ducha acompañó su conversación distendida. Se enjabonaron mutuamente dejando caer el agua que los serenaba. “Antes de irme, me gustaría tomar algo contigo”, el dijo.
Recogieron con rapidez, El hizo un nudo con un trozo de la tela roja que había servido para atarla al collar y lo guardó junto al libro, con las cosas de ella, “Es un compromiso” le susurró. Ella volaba feliz….
Bajaron a la cafetería sonrientes, recordando detalles de sus horas pasadas, la sonrisa no se despegaba de sus rostros.
Miró el reloj, debían irse, lo llevó al aeropuerto, era de noche ya, se besaron y El, agarrando su mano, le dijo: “Hasta dentro de muy poco Maravillas”.

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Crónica en azul añil

febrero 27, 2009 minerva 0 Comments

La fusta silbaba cortando el silencio. Descubrió sus hombros sin desnudarla, acarició su espalda y sus brazos con delicadeza y se alejó. El primer golpe la puso alerta, El jugaba con ese sonido viendo como se tensaba su espalda, gozaba observando los músculos en movimiento, paseaba, la miraba, disfrutándola. A El le gustaban los números impares, así fueron los azotes. Al finalizar, la fue desvistiendo mientras le susurraba que era suya.

Ató sus muñecas con cinta roja a la espalda, también sus brazos y sintió los bocados de dos pinzas aferradas a sus pezones, unidas por un cordel, del cual El tiraba a capricho, haciéndola gemir a la vez que nuevos azotes recibían su pecho y su vientre. Un solo movimiento y esas pinzas y un grito apagado cayeron. El acarició su cabeza y la besó, profundamente mientras Sus dedos jugaban con su sexo empapado y sediento.

Tumbada sobre la cama, El abrió sus piernas poniendo un vibrador para estimularla y dos pinzas, una en cada labio para que no olvidara a quien pertenecía esa excitación. Cuando llegaba a perder la noción, El las movía y ella gritaba de dolor, deseando que terminase.

Perdió la noción del tiempo, solo deseaba ser penetrada, poseída y lo suplicó sin pudor, como una perra en celo. El accedió, la tomó con fuerza moviendo sus cimientos, ahogando sus gemidos, inundando su cuerpo. Fue un instante de vértigo y un gemido ronco la sorprendió, temblaba, lágrimas caían al igual que su risa se ampliaba.

Desató las cintas, la cubrió con una sábana y le dijo: “Tienes tres minutos para lo que desees”. Y se fue. Ella no se movió, estaba en calma, satisfecha y plena.

Cuando, al cabo del rato, regresó, se tumbó a su lado y la abrazó cubriéndola de besos y caricias. Volvió a preguntarle: “¿Deseas continuar?” y ella, como en la ocasión anterior respondió con un escueto pero emocionado “Si”.

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Crónica en azul cobalto

febrero 26, 2009 minerva 0 Comments

Le había mandado un escueto mensaje: “Ya salgo, nos vemos en un rato, un beso”. Era previsora, meticulosa, la noche anterior lo había dejado todo bien organizado. Al recibir el aviso, sintió como temblaba. Necesitaba serenarse así que abriendo el maletero del coche repasó todo cuanto El le había pedido que llevara, lo nombraba a la vez que sus ojos se iban hacia el objeto y sonreía. Arrancó a la vez que un suspiro se escapaba con fuerza y se fue en dirección al aeropuerto.

La tormenta de su interior se calmó al verlo. Su cara franca, expresiva, su humor, su calidez invitaban a dejar la tensión de lado. Se relajó agradecida, su mente comenzaba a poder trabajar, sin presiones, en una grata armonía. Consultaron sus planes, era temprano, podían ir a pasear, a charlar, a conocerse mas si era posible. Ella condujo aliviada por el bullicio de las calles a plena hora de comercios y gente, el sol estaba radiante y un ligero calor adornaba el ambiente. Una bella terraza, un hermoso paisaje, fueron los testigos de sus primeros guiños, de sus risas, de sus historias pasadas, de su presente. Al volver de nuevo al coche, las percepciones se tornaron confiadas, eran pocas horas las que habían transcurrido pero algo los había conectado, magia en una ciudad encantada.

Coincidieron en el menú, comida japonesa. En el restaurante del hotel estaban solos, ya la conversación entre ambos era fluida y, sin hacer comentarios, decidieron que agradecían esa soledad, era sin duda disfrutar de un avance para lo que en breve estaban preparados hace mucho tiempo atrás. Siguieron las confidencias, anécdotas, tanteos hasta llegar al café y el brillo en sus ojos iluminados, expectante, calmada y excitada a un tiempo…

El rojo predominaba en aquella habitación, confortable y silenciosa. El dispuso en perfecto orden su maletín y la bolsa de ella. La sentó en la cama, a Su lado, y le indicó que comenzara a explicarle lo que contenía y los motivos de elegirlos. Poco a poco, fueron surgiendo, una fusta, un collar, un vibrador, unas bolas……cada uno aderezado con un comentario. El, a su vez, hizo lo mismo, y de la nada, aparecieron cuerdas, pinzas, vibrador, mordazas de tela roja, collar………un hermoso libro que se instaló como protagonista momentáneo de la escena…

La besó fugazmente en los labios y le preguntó: “¿Estás preparada?”, ella, deseosa de escuchar esa frase y mirándolo directamente a los ojos le contestó: “Si”.

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A contraluz (Francesca Woodman)

febrero 26, 2009 minerva 0 Comments


Francesca juega. Juega con viejos vestidos de arcones olvidados y caracolas marinas. Con vidrios y con espejos. Puertas, sea que estén como flotando en el aire o tenebrosamente entreabiertas. Algas, flores, vendajes... su propio cuerpo en movimiento y transparente.
Explora la soledad, el olvido y el paso del tiempo. Para ello recurre a fotografías intimistas, en las que a menudo aparece desnuda o camuflada con el mobiliario, o indaga en la relación con su propio cuerpo, a veces ocultándolo, a veces cubriéndolo, otras intentando dominarlo.
Los juegos y las experimentaciones comienzan cuando Francesca, niña, a los trece años descubre la fotografía y continúan intensa, febrilmente, hasta los veintidós, cuando decide ponerle fin a su vida.

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Un paseo por....Boris Vallejo

febrero 22, 2009 minerva 0 Comments





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Im Nin'Alu (Ofra Haza)

febrero 22, 2009 minerva 0 Comments




Si no ha quedado ninguna misericordia en el mundo,
nunca se obstruirán las puertas del cielo.
El Creador reina supremo, y es más alto que los ángeles.
Todos, en su espíritu, subirán
por su proximidad, su aliento que da vida fluye a través de ellos.
Y ellos se glorían en su nombre
Desde el momento del génesis, sus creaciones crecen
cautivando y más bonitas.
La rueda en su círculo truena
aclamando su nombre santo...

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No me quieras tanto

febrero 21, 2009 minerva 4 Comments

Suelo comparar al necio con el ebrio, por mucho que intentes explicarles actitudes u opiniones no te escuchan, siguen obcecados en sus torpes palabras. La diferencia es que el alcohol se pasa después de una resaca monumental, pero …¿y la necedad? Esa no tiene cura lamentablemente.
El necio es imprudente, terco, osado, pretende que su verdad sea única y exclusiva, generalmente la vocifera de manera engolada intentando con ello apagar la razón de los demás. No sabe dónde se encuentra el límite de lo correcto y distinguirlo es sencillo, su pobreza de espíritu es muy patente.
Parecerá una contradicción el decir que también se esconde en el anonimato para soltar sus perlas, pero no, no lo es. De entre la fauna de necios los hay cobardes, la mayoría se arropa por un círculo de infelices como ellos con el fin de respaldarse y reír sus gracietas y barbaridades de turno. Se aplauden unos a otros y cuando creen encontrar una víctima adecuada, se envalentonan y calientan motores. Pero, luego, al quedarse a solas, la raza desaparece, que no la maldad ni la miseria y es en ese momento, brillante bajo su criterio, que su chispa de ingenio se ilumina y lanzan mensajes patéticos amparados en las sombras.
Como receta yo diría que lo mas cuerdo es ignorarlo, sin respuesta termina desapareciendo.
Pero claro, a veces, hay que darle un toque de atención, un tironcito de orejas para que recuerde que hay casas en las que no se consienten los gritos, rincones que le están vedados y libertades que no se le permiten.
Espero que haya quedado bien claro.

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La tercera prueba de Yao (y II)

febrero 20, 2009 minerva 2 Comments

Subió las escaleras, descalza, al entrar en la sala la observó para acomodar su vista a la penumbra. Encontró una vela en el suelo que debía encender y acercar a la única ventana existente y cojines esparcidos en aparente desorden. En silencio, como siempre, acomodó la estancia y se tumbó entre ellos, la espalda al aire, esperando. No escuchó cuando las manos del príncipe se posaron en su espalda ni tampoco el ruido de las cadenas que ataron sus muñecas y tobillos dejando desvalida su intimidad. Una gruesa polea la elevó tal como estaba suspendiéndola en el aire a la vez que gotas de cera comenzaron a caer con destreza, rojas, negras, cubriendo su cuerpo, enrojeciendo su piel, cada vez mas cerca, cada vez mas dolorosas hasta formar una gruesa capa, como un molde, que la inmovilizó totalmente. Fue solo un instante, un chasquido seco y rápido inundó la estancia rompiendo la figura en pequeños pedazos de colores. Yao deseó gritar con todas sus fuerzas pero ningún sonido salió por sus labios. Sin tiempo a reacción, algo metálico se introdujo en ella hurgando sin piedad, cortando su respiración, humedeciendo su sexo, arrancando sus gemidos. Mientras, los latigazos continuaban, con una curiosa armonía, en intervalos cada vez mas cortos. Dolor y placer, mezcla de sentidos, pasiones, deseos. Cuando el último pedazo de cera se desprendió de su piel, cesó la fusta, volvió el silencio brevemente para dejarse llevar, con alivio, por las manos del príncipe, que la depositó entre los cojines y llenó su espalda de mas aceite, ésta vez frío, casi helado que agradecía su cuerpo extenuado. No obstante, el objeto metálico seguía en dentro de Yao, El lo movía de tanto en tanto y comprobaba su excitación puesto que así la deseaba, ardiente.
Con el masaje Yao cerró de nuevo los ojos para permitirse el disfrutarlo y no se dio cuenta que El había desaparecido, que estaba sola, de nuevo con su kimono puesto, no había cadenas, ni cojines, no estaba el metal disponiendo de su cuerpo, ni la vela en la ventana. Había una mas grande, azul, que iluminaba la siguiente puerta que debería cruzar, la última de ésta prueba, la de la campana. Ante ella, otra pintura fresca, que representaba a Yao delante de un espejo, deformada y triste. Se sobrecogió al ver esa imagen, tuvo miedo pero no podía deshacer el camino. Siguió adelante.
Al llegar a la cúspide, el aire helado caló sus huesos, se trataba de un pequeño torreón coronado por una bella campana plateada labrada. El no estaba, tan solo otra carta en la que le explicaba que debería reflejar su cuerpo en ella, verse desnuda, contemplar con paciencia cada poro de su piel. En un acto de vanidad, le pareció la mas sencilla de las pruebas. Se dirigió hacia ella, la ropa cayó a sus pies y se enfrentó a una visión que jamás pensó. Ante Yao apareció una anciana demacrada y seca, de ojos vivos pero tristes, de pelo completamente blanco y manos huesudas que intentaban, a la vez que ella, cubrir su cuerpo con pudor. La geisha bajó la vista con horror, tambaleándose, se apoyó en la pared, estaba mareada, y comenzó a llorar como nunca antes lo había hecho, ni en los peores tormentos que en su vida había pasado.
En ese momento Harimoto entró, dirigiéndose a la campana, la cubrió con una gruesa tela, avanzó hasta Yao y tomándola entre sus brazos, salieron de la torre cruzando el jardín. No hubo palabras, esa noche de nuevo reposaría en la alcoba, sola con sus pensamientos.

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La tercera prueba de Yao (I)

febrero 20, 2009 minerva 0 Comments

Con la primera claridad de la mañana, un soldado entró en la alcoba despertándola bruscamente de su sueño, ya de por si muy ligero. Le acercó, envuelta en un paño de seda, una pequeña caja de marfil y se marchó sin mediar palabra ni esperar respuesta.
Yao la observó un momento intentando adivinar su contenido y con rapidez la abrió descubriendo una carta manuscrita en papel de arroz, en un antiguo alfabeto japonés. En ella Harimoto-Togawa le ordenaba que al caer la noche atravesara el jardín del palacio hasta llegar a la torre prohibida, una torre construida en espiral con mil escaleras y dos grandes salas y en la cúspide, una campana de ritual.
En su misiva, le explicaba el sentido de aquella construcción. Las dos salas significaban dos suplicios, cada uno distinto, y el proceso de subir sus peldaños era el de liberar el alma en la entrega.
Yao leyó atentamente las instrucciones de como llegar a su destino. Debía atravesar lentamente un largo y cuidado jardín zen para no romper la armonía de los dibujos escritos en la arena ni la sombra que la luna dejaba en las piedras dispuestas sabiamente.
Empezó a caminar, su largo kimono blanco se deslizaba entre la hierba húmeda casi sin rozarla. Observaba cada rincón, cada flor, cada movimiento de la brisa, embebiéndose en ella. La luna brillaba con una palidez nunca vista como sabiendo con silenciosa envidia que esa noche Yao le demostraría que ella podría sustituir su luz.

Maravillas sonrió....casi podía imaginarse al lado de Yao y poder tener la suerte de compartir su destino...

- Me gustaría estar con ella,...dijo....
- Bien, Maravillas, dijo él,...pero aun debes aprender mucho, cielo....
- Aprenderé, Señor.....dijo

Maravillas llegó delante de la torre junto a Yao, allí sabia que debía dejarla porque ésta iba a tomar su camino sola. De cerca descubrió que era una torre impresionante, de líneas sencillas pero soberbia, con una humilde puerta como única entrada. Puerta humilde, como humilde debía comportarse Yao.
Entró en una sala aparentemente vacía iluminada por un rayo de luna que entraba por un único ventanuco, proyectando la luz en el centro. Se fue hacia esa claridad y se despojó de sus ropas, cerrando los ojos, empezó a sentir como su cuerpo daba vueltas…
Notó algo húmedo en su espalda, algo diferente y no tardó en adivinar que era una especie de pincel realizado con ramas de Ginko que iba extendiendo por su cuerpo un aceite con olor a sándalo. Levantó sus brazos para que impregnase su cuerpo y abrió sus piernas para que penetrase en su sexo. El aroma iba derramándose adquiriendo hermosas tonalidades, de ese modo estuvo tiempo y tiempo hasta que ya no sintió mas la caricia del aceite.
De repente, un zarpazo de dolor intenso cruzó su espalda al que siguió otro. Solo pudo cerrar fuerte los labios para evitar gritar, era de nuevo la madera de Ginko pero esta vez larga y flexible recorriendo su espalda mas veloz si cabe por el engüento. Levantó la cabeza, apretó sus dientes y nuevos zarpazos cruzaron su piel, por su espalda, por sus piernas, por sus nalgas, por su vientre, por su pecho…Abrió los brazos deseando exponer todo su cuerpo mientras intentaba adivinar donde sería el siguiente.
Así siguió un largo rato, ella no quiso abrir los ojos pues sabía que no era merecedora de la visión de su Dueño, solo podía ofrecerse y esperar a que El se saciase. El aceite impedía que su cuerpo quedase marcado pero convertía el dolor de cada azote en algo mucho mas especial. Al cabo de un tiempo, el esfuerzo cobró las primeras gotas de sudor de Yao que cayeron cadenciosas de su frente deslizándose como perlas, perlas surgidas del dolor que quedaban a sus pies y que ella no quería ni pisar para ofrecérselas a El como muestra de amor y de sumisión. Los zarpazos siguieron hasta casi quebrar su alma.
El silbido de la madera cesó y alguien le acercó un objeto a su mano, ella lo tomó y suavemente lo palpó, era un violín japonés, un instrumento que solo las geishas mas experimentadas sabían tocar. Ella lo entendió, se sentó cruzando sus piernas en el suelo, desnuda, cubierta por el aceite, su sudor y sus lágrimas y empezó a tocar la melodía mas hermosa que nunca se había oído antes en ese lugar. Una canción interminable, preciosa, la canción de Tsan-Aisha...una niña que por amor a un ruiseñor se tiró de los acantilados y que cada vez que la luna se vuelve pálida como esa noche, ella canta a su amigo ruiseñor.
Ella sabía que El le escuchaba y tal vez se deleitaría con su música y con su imagen pero solo tal vez, auque solo por ello debía seguir cantando y tocando.
Al final, Yao se quedó dormida, fueron tan solo unos minutos, mas cuando despertó, vio que alguien la había tapado con su kimono. La luna ahora se reflejaba en una nueva puerta al lado de la cual, aun fresca, había una pintura. Era Yao, desnuda, con los brazos extendidos y elevándose unos milímetros del suelo. Yao supuso que El la había pintado con sus propias manos y fue feliz.
Eso le dio nuevas fuerzas para avanzar hacia el siguiente piso y esperar, sin temor alguno, el próximo suplicio.

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Apuntes a un desconocido

febrero 19, 2009 minerva 2 Comments

Olvidé que no eras tu quien me buscaba
y... te busqué…

Me observas desde las sombras y no me nombras,
no siento tu aliento clavado a mi piel.
Mi olor de hembra mojada no se mezcla con el tuyo,
mis suspiros no te alcanzan, no me ves.

Tal vez no sea tuya aunque yo espere,
tal vez no quieras compartir tu caminar,
tal vez….mis dudas, siempre ellas…

Olvidé que no eras tu quien me deseaba
y... te deseé…

Bebí de tus palabras cada noche
confundiendo espejos con realidades
embriagada de insensatez, norte perdido
sin horas, sin mañanas….

Olvidé que no me conociste..., recordé que no te conocí.

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Ser yo

febrero 18, 2009 minerva 4 Comments

Ser yo es entregar mi alma.
Ser yo es aguardar Su espera.
Ser yo es no quebrarme en silencio.
Ser yo es confiar en Su fuerza.
Ser yo es mantener la calma.
Ser yo es sentir vibrar mi corazón.
Ser yo es vivir para Sus deseos.
Ser yo es navegar por Sus sueños.
Ser yo es fundirme en abrazos.
Ser yo es leer en Sus ojos.
Ser yo es anhelar Sus gestos.
Ser yo es suplicar Su presencia.
Ser yo es ser El.

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Desnudando intimidades

febrero 17, 2009 minerva 4 Comments

Arachne vivía en la antigua Lidia de Asia Menor y era famosa y admirada por la belleza de sus hilados y tejidos. Un día, dicha joven, enaltecida por esta fama y vanagloriándose de su habilidad, se atrevió a retar a un concurso a Pallas Atenea (Minerva), diosa de la sabiduría y de las artes. Ésta, en extremo molesta por la audacia de Arachne, destruyó su obra, provocando tal desesperación en la joven que acabó por ahorcarse. Arrepentida de su acción, la diosa la volvió a la vida, pero convirtiéndola en araña, destinada a permanecer colgada y a seguir hilando por toda la eternidad.

...Hace mucho tiempo hubo un El que me permitió elegir mi nombre, siempre dijo que yo era para ciertas cosas como una araña, envolvente y sutil que iba elaborando su tela con lentitud y, en honor a su forma de pensar, decidí que arachne sería el adecuado.

Después todo desapareció, guardé a la araña entre mis recuerdos y a El, también...

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Entendiendo su castigo

febrero 16, 2009 minerva 2 Comments

Se despertó temblando, el contacto con el frío suelo hizo que se ubicara en su realidad, las luces apagadas, el silencio atronador…estaba agotada. Al incorporarse, casi cae de bruces al sentir mil agujas clavándose en su piel, intentó gritar pero de su seca garganta no escapó ni un susurro. Dolorida, hizo un esfuerzo para ponerse de nuevo en pie mientras pensaba en El. Le había fallado y debía ser consecuente con Su decisión.
Secó sus lágrimas, se cubrió con la túnica que dormitaba a su lado y se fue, cerrando tímidamente la puerta sabiendo que debería esperar, cuando El deseara volver a usarla, a darle vida, cuando Su voz la estremeciera a la orden de “ven, Maravillas”.
Los días pasaron pesados, lentos. Su desesperación crecía, la angustia se aposentaba como el polvo, cadenciosa. Había enmudecido su risa y sus ojos iban perdiendo el brillo del primer instante.
Cada tarde, al caer el sol, se bañaba y perfumaba, deseosa de estar arreglada para El y esperaba de rodillas ante la puerta de su dormitorio con la esperanza de que su Dueño la abriese. Al anochecer, con las rodillas enrojecidas, se despojaba de sus esperanzas y dormía a los pies de la cama.
Pero sucedió, a la octava noche escuchó Sus pasos, el corazón latía desbocado, las mejillas le ardían, su cuerpo vibraba….
Entró sin ruido, acarició su cabello y le tendió la mano, “Levanta” le dijo “deseo ver tu cuerpo”. Así lo hizo, rápida, agradecida. El comenzó abriendo su boca, inspeccionando cada orificio, observando cada detalle, sus manos, su sexo, su culo, su olor. Al finalizar, le ordenó que se pusiera de nuevo en su posición, le colocó el collar y, tirando sin contemplaciones de la gruesa cadena, la sacó de la habitación…
El salón estaba frío, húmedo, ella lo sentía en cada poro de su desnudez. Con la cabeza agachada, con las ansias de complacer, tan solo esperaba una señal. El se sentó y con un leve chasquido de dedos, Maravillas se colocó a su lado, en el suelo.
Su Dueño le acarició de nuevo el pelo y le habló, con una suavidad que removía sus entrañas, “Quiero que conversemos sobre la otra noche. No me complació en absoluto tu actitud, te dejaste llevar por tus instintos sin recordar que tienes Dueño y que únicamente El puede permitir y controlar tu placer. Debiste ser consciente de tu entrega”. Calló un momento como calibrando los gestos de ella y prosiguió dulcificando aún mas su tono “Se cual es tu resistencia Maravillas, sabía que no podrías superar la prueba y en ella, querida, estuvo tu castigo. Aspiro a que entiendas la dimensión de lo que te ha sucedido y que en el futuro entiendas que toda tu, tus actos, tus palabras, tus defectos y virtudes, todo, ha pasado a ser de mi propiedad. Solo así podremos continuar nuestro camino de la mano. ¿Lo has comprendido?”.
Un escalofrío recorrió su espalda, era cierto, pudo detener aquella escena y siguió adelante, buscando su excitación, pensando solo en ella…
Si mi Señor" dijo con voz firme.
Bien, es una enseñanza mas para añadirla a tu crecimiento. Ahora abrígate, voy a contarte otra historia de tu admirada Yao” dijo El sonriendo satisfecho.

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Ventana abierta

febrero 15, 2009 minerva 0 Comments

En un mar de rayos catódicos intenté pescar, sentado cómodamente en la arena de una isla y de una costa artificial. La carnada fue tirada al fondo de unos revoltijos de pirañas enloquecidas. Le dicen sala de Chat. Una definición que suena al chasquido del látigo. Como si en un ir y venir se olfateara la huella del dolor. La marca en el aire. En ese lugar imaginario las ventanas no dan a ninguna parte. Son habitaciones sin aire. Todos los que allí habitan se mueven sofocantes, enloquecidos. Intentan atrapar la existencia como huérfanos de identidad.
Llegó otro invitado a la fiesta. Esta presa es compartida, dicen todos al unísono, ataquémosla, todos a ella o a él según el caso. Los hombres son mayoría, por lo tanto la oferta es buena y las mujeres pueden hacer negocio. Pero los productos que salen bajo la modalidad de oferta casi siempre carecen de calidad. Es parte de la lógica económica. Calidad y cantidad nunca van de la mano. Lo barato es caro en los tiempos que corren.
Pero antes hay que presentarse. Las buenas costumbres son así. Hola, hola a todos, como están todos, todos nadies contestan en concordancia, al igual que lo hace el otro recién llegado. Aparecen y desaparecen. Ha entrado a la sala, se ha ido de la sala, nos notifica un alguien más invisible que nosotros mismos. Un maleducado en éste caso. Convierte así, al que gozaba de colores a elección, en un ser reducido a letras en tonos de gris. Es el encargado de ordenar a los noveles escritores. No lo hace por la calidad sino para que el local este en condiciones dignas. La pulcritud es su virtud.
Todos se muestran con un disfraz incorporado. Son héroes del siglo de las máquinas. Anónimos e incorruptibles. Los Batman y las Batichicas según el caso, que esconden su verdadera identidad y que no son publicados en las revistas de aventuras que se venden en los quioscos. El que aún compra se ensucia las manos, aquí no. Nadie corre ese riesgo. La empresa es totalmente aséptica. Nadie se lastima, nadie se contagia de los males del mundo posmoderno. Todos hablan sin escuchar y miran sin ver. Son más autómatas que el medio que los contempla. Yo uso, luego existo. Todos son libres de la libertad. Libres del dolor y de la muerte. Libres de la miseria de la humanidad. La política en definitiva es una circunstancia que a nadie interesa.
Pero algo pasó. Alguien salió a pescar desde otra isla paradisíaca. La carnada estaba allí. Mis ojos vieron ese nombre falso. Era rusa, pero con un buen manejo del idioma español. Le pregunte por algo que no recuerdo. Nos fuimos a encontrar a otro lado. Tan irreal como en el que nos conocimos. Allí estaba suspendida aquella frase que decía que miraba hacia el sur. Pregunte si la realidad tiene algo en común con los libros de las bibliotecas y me contesto que no. Con la misma delicadeza me escribió de que su nombre ruso no tenía descendencia, salvo el de un decir cariñoso. Con tan poco me alcanzó.
Me esforcé en que la línea que tiré una vez al mar volviera a mi con algo de ella. Historias de la vida real que me hablaran de sensaciones, de otras soledades tan distintas y tan parecidas a las mías. Pase días enteros esperándola. La finura del hilo de la esperanza es frágil y en muchos momentos pensé que se rompería.
Con muy pocas certezas me dispuse a correr tras la realidad como si el tiempo muriera mañana. Ahora su imágen diminuta está allí en la pantalla. Hay una extraña sensación que no puedo sacarme de encima (mal que les pese a las máquinas que nacieron para matar) y es la de saber, que en algún lugar del océano que nos distancia, alguien se sienta a la orilla de otra isla artificial para decirme que me necesita.
Que puede existir realmente una ventana abierta al viento.
Que el aire se hace menos pesado de respirar.
Que los periódicos, de esos que ensucian los dedos, puedan publicar que la vi a los ojos, que pude escuchar su voz y su respiración al lado mío.
Que pude temblar por la vida…
porque en definitiva…
ella dejo de ser
simplemente
una
imágen
en la inmensidad
de las cosas.

De Gustavo para Anuska (26 de julio de 2006)

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Gracias Sueños de Amor

febrero 14, 2009 minerva 0 Comments



Muchas gracias Sueños de Amor por tan bonitos detalles.

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Demonios seductores

febrero 13, 2009 minerva 2 Comments

No deja de ser curioso e interesante como el tema de la sexualidad fue tratado durante la Edad Media, donde el peso de la Iglesia Católica y su brazo mas despiadado, la Santa Inquisición, hicieron que leyendas sobre brujas y demonios se convirtieran en horrores reales para recordar en la historia.

Es obvio que muchas de esas confesiones fueron arrancadas a los acusados utilizando espeluznantes instrumentos de tortura: sillón de clavos, potro, sarcófago y tantos otros sistemas de interrogatorio que sin duda harían confesar a cualquier mortal crímenes y aberraciones sin fin.

En éstas, las víctimas del tormento describían a los demonios de las formas más diversas como los íncubos y súcubos, espíritus demoníacos, que mantendrían relaciones sexuales con las personas mientras duermen.

Los íncubos serían demonios con forma de varón, cuya misión consistía en cohabitar con mujeres humanas y preñarlas y los súcubos serían seductoras diablesas femeninas que fornicarían con los hombres.

Un dato a tener en cuenta es que a partir del siglo XVI, la figura de un súcubo fuera de una posada indicaba que ésta también funcionaba como burdel.

Según algunas versiones los súcubos no solo "roban" el semen de sus víctimas, sino que también absorben su energía, de hecho, según algunas leyendas una vez el súcubo ha elegido una víctima la visita todas las noches, absorbiendo su fuerza vital.

No obstante, dada la persecución encarnizada que tuvo lugar por parte del clero de la época, llama la atención que los osados demonios eligieran a sus víctimas preferentemente entre sus miembros, cosa que no deja de ser digna de un estudio mas profundo.

Mas adelante, tal vez.

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Despedida

febrero 12, 2009 minerva 5 Comments

Rechinan mis dientes al sabor de un adiós
no culpo al destino, ¡sería absurdo!
aun cuando la rabia asoma en mi boca,
crispa mis músculos, tensa mi cuerpo
y lo inunda de llanto salado
quebrando mis fuerzas, apagando mis ganas.

Buscaré en los espacios que quedaron
entre las rocas que no se lleve el aire
preguntaré a gritos en el bullicio
dónde encalló el barco de mi sueño
que a la deriva se hundió,
y yo con el…..

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Valentina

febrero 11, 2009 minerva 6 Comments





"Me gusta el juego de la doble vida, el mundo de la fantasía en donde cualquier cosa puede suceder. La belleza de la fantasía no sería lo que es si no existiera la otra cara de la moneda, la realidad. Si el mundo onírico es la fuga de la realidad, la realidad es el equilibrio a la fantasía ilimitada de que puede ser capaz cualquier ser humano. Me acuerdo que cuando yo era pequeño me pasaba horas y horas encima de los libros de hadas. Cuentos llenos de viejas brujas, princesas, dragones; aún ahora me fascina este mundo. De allí nació Valentina y su vida misteriosa, un mundo quizás un poco morboso, pero extremadamente bello, al menos así me lo parece"
Guido Crepax

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Angel caído

febrero 10, 2009 minerva 2 Comments

Eres un ángel caído
hermoso y altivo
orgulloso….callado.


Eres un trozo de éxito
vano y superficial,
pero ¡tan solo!....

No sabes nada del tiempo
ni de aquel suspiro,
ni de aquel silencio…

No quieres entristecerme y yo
¡lo siento tanto!
te estoy olvidando o quizá
nunca te he recordado.

Puñado de tierra en la boca
amargada de hiel, apagada,
cuidando no vivir sobre tu muerte
marcando mi ansiedad
con tu propia desdicha.

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Dices que no

febrero 09, 2009 minerva 0 Comments

Dices que no,
no importa,
yo no te quiero artista, ni poeta, ni fantasma,
tan solo que seas viento, espuma, agua.

Dices que no,
no importa,
yo no pretendo hallarte en los libros ni en las fábulas
sino en aquel misterio de la lluvia y de la escarcha.

Dices que no
y me hundes en la huella del que pasa
y te busco en la ausencia de la noche.

Dices que no
y me encadenas a la sangre del pasado
y me disuelves como sal en la tormenta.

Dices que no, que no me quieres.
Tu pelo negro mojado, mi sombra errada,
carece el oro de sueños, tu eres mi fría plata.

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El Rey Al-Mu´tamid dice adiós a Sevilla (Carlos Cano)

febrero 08, 2009 minerva 0 Comments

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El castigo

febrero 07, 2009 minerva 2 Comments

En la madrugada, su Señor ordenó instalar tres columnas de frío granito en el centro de la sala con pesadas argollas en cada punto cardinal.
Conduce a Maravillas hacia la sauna turca, la introduce en el agua y así, colmada entre vapores, le susurra que mantenga sus piernas abiertas durante el tiempo que permanezca allí. Acto seguido, hace entrar a dos bellas mujeres, voluptuosas, atléticas, que se acomodan a ambos lados de ella y se va en silencio entre las pesadas cortinas.
Comienzan a acariciarla, a besarla, nota como se excita con extrema rapidez, su cabeza no controla sus impulsos, su voluntad amenaza con quebrarse….. mientras, una de ellas, la mas corpulenta, la toma por detrás, inmovilizando sus brazos y la otra se acerca a su sexo. De debajo de una pequeña mesa saca unos enseres. Maravillas siente algo metálico, frío que le roza, se asusta, un movimiento brusco hace que las mujeres reaccionen, besándola para calmar su ansia y de ese modo, rasurarla suavemente, lentamente, cuidadosamente, a conciencia hasta dejar su sexo completamente despejado mostrando sus labios excitados para proceder después a tocarlos con sus dedos.
La mas delgada sonríe con picardía al ver como se retuerce de placer y abre mas su sexo para ofrecerlo. La bella mujer sabe donde buscar, sabe donde encontrar y encuentra...Maravillas gime, fuerte, ronco. La otra abraza con dureza sus brazos. Aprieta los dientes, desea que la folle, allí, ahora, duro. Los sudores de las tres se unen, se convulsiona, mil dedos en su interior salen y entran, pellizcan y retuercen. Maravillas es un mar de humedades, sin darse cuenta, es toda la mano de la chica la que esta dentro de su sexo, gime y gime, duele pero a la vez es una sensación inenarrable, la que observa se incorpora y le ofrece su sexo también rasurado a su boca, ella lo desea, desea todo.
Está a punto de derramarse cuando en ese momento entra El y les ordena parar y, una a una, las hace salir del baño, las lleva hacia las columnas, de donde atraviesa un travesaño y ata sus cuerpos con telas. Crucificadas, con tensión en los brazos y casi sin apoyo en los pies, se miran entre si con el deseo brillando en sus ojos, están muy cerca….el sudor gotea en la base de cada poste. Entonces El les muestra un látigo con el que empieza a azotarlas una a una, ventiún azotes respectivamente. Las otras observan sabiendo que serán las siguientes y, en lugar de miedo, se excitan cada vez mas deseando que llegue su turno y notar el caliente cuero del látigo en su piel.
Así transcurre el tiempo hasta siete rondas de chasquidos, sus gemidos inundan la sala.
Cuando se cumple la última, sus espaldas y brazos notan el esfuerzo, la respiración se entrecorta y, al cabo de media hora, una de ellas pide que pare. El accede y la baja.
Ella le dice...
Señor,...podrá usted...?
El le responde seco, frío:
No
La otra chica y Maravillas siguen en sus cruces, el dolor se hace insoportable aunque ambas intentan resistir doce...trece minutos mas....
Maravillas no puede, lo hace saber a su Señor. El la baja....le ordena que se quede de rodillas a su lado mientras desata a la otra chica, la mas corpulenta y, acariciando su pelo, le dice...has sido escogida y ella contesta...gracias Señor.
Sabe lo que debe hacer, su Amo la ha elegido para darle placer, abre su boca cuando El venda sus ojos sabiendo que el sexo de su Amo va a entrar en ella y así lo hace….
Maravillas lo observa…
Al cabo de poco, El se derrama sobre la chica que esboza una leve sonrisa. El se la lleva hacia una puerta donde hay una alcoba y desaparecen.
Maravillas se queda en el centro de la sala...sola, cabizbaja...y una lágrima desciende de su mejilla. Hoy sabe que no tendrá su regazo ni estará en su presencia cuando lea un nuevo martirio de Yao. Hoy ha aprendido algo más y lo interioriza entre sollozos.
Hoy no estará con El y sabe que eso le rompe el alma mas que un azote le quiebra la piel.

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Tu boca y la mía

febrero 06, 2009 minerva 0 Comments

Tu boca y la mía se sientan en un abismo de distancia,
mordiendo enrabiadas el aire que no comparten,
vigilan, acechan.
Se entreabren buscando un calor que nunca llega.
Saben hablar de horas perdidas, clavadas en la memoria,
añoran, esperan impacientes,
se humedecen en la noche, cuando nadie les observa,
se sueñan…….


Tu boca y la mía se reconocen en las ausencias,
miden sus fuerzas agotadas de llantos inoportunos,
vibran, gimen.
Se apasionan al recuerdo de breves momentos.
Escuchan como sus vidas se entrelazan, atadas
seducen, rasgan el silencio,
se estudian curiosas demorando cada instante sufrido,
se besan…….

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Leyenda celta

febrero 05, 2009 minerva 2 Comments

La Reina Maga Cerrid gwenn era una bella mujer que se propuso encontrar la pócima que otorgaba el don de la Sabiduría.
Así pues llevó al bosque sus elementos de alquimia junto con sus ilusiones. Eligió el nogal más vivo de todo el bosque, aclarando que era vivo por la gran cantidad de pájaros que en él anidaban, e instaló a su sombra el más mágico de sus calderos. Pacientemente fue mezclando 6 gotas de entendimiento, 4 pétalos de rosa, 7 gotas de consejo y 1 ala de mariposa, una pizca de piedad, 3 gotas de conocimiento, 5 estelas de cometa, 2 cucharaditas de fortaleza y revolvió y revolvió. Y lo empezó a cocer.
Por un año y un día, sin parar un segundo, amorosamente cultivó la llama de su caldero. Adaptó y readaptó la receta, le agregó pétalos de jazmín.
No se detuvo un solo día, persistió en su tarea y finalmente rescató del caldero unas pocas gotitas mágicas que guardó celosamente en un frasquito.
Cerrid gwenn, al igual que muchos magos y dioses, decidió probar la fórmula en sí. El efecto fue casi instantáneo. Lo había logrado. Descubrió el secreto de la Sabiduría. Quemó la fórmula y ocultó el frasquito lejos de todo lo humano.
Cerrid gwenn descubrió que a la sabiduría se llega… buscando, probando. Nos dejó los ingredientes, nos dejó su constancia, de vez en cuando, se tienta en entregar su secreto a alguien, pero como ella ya probó el preparado, inmediatamente reflexiona y cambia de opinión.

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Un cuento corto

febrero 04, 2009 minerva 0 Comments

Miraba por detrás del cristal empañado como la lluvia empapaba el suelo llenándolo de charcos mezclados con barro. Caía la noche. No se atrevió a abrir la ventana, el viento llevaba olor a humedad y un frío de desierto invadía su cuerpo. Temblaba. Sus ojos, perdidos en un punto infinito, inmóvil, como estatua de hielo mal ubicada. Volaba enredada entre esas hojas caídas a destiempo.
Unos brazos conocidos rodearon su cintura, un suave soplo cálido desperezó sus sentidos y así, al abrigo del invierno, el susurró: ¿Qué pensabas?.
Ella se giró despacio, saboreando sus palabras, lo miró a los ojos y le dijo sonriendo: Pensaba en ti.

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Vuelvo al Sur (The Gotan Project)

febrero 03, 2009 minerva 0 Comments

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La segunda prueba de Yao

febrero 02, 2009 minerva 0 Comments

Maravillas estaba de nuevo sentada a su lado. Aun respiraba fatigada, fruto de la excitación de los momentos previos. Sus brazos estaban medio dormidos por el esfuerzo y las aureolas de sus pechos quemaban por la mezcla de presión y tensión. Sus labios notaban el calor y el sabor del deseo. El volvió a acariciar su pelo y abrió el libro…
-¿Estás dispuesta, Maravillas?
- Si, lo estoy, mi Señor.
Tres noches pasaron en el castillo. Tres noches que Yao había permanecido en su habitación sin casi dormir, deseando que el príncipe surgiera por esa pesada puerta y la pusiera a prueba. Pero durante tres noches no se abrió lo que provocó en ella un dolor mas grande de lo que hubiera estado dispuesta a soportar en manos de El. Quería moverse de un lado a otro para calmar esas ansias que revolvían su cuerpo, pero sabía que ello no sería de agrado de Harimoto-Togawa, de manera que no se movió del ligero tatami que tenía en medio de la habitación. Al alba del cuarto día, un ruido la despertó. Abrió los ojos rápidamente para ver como cuatro guardias entraban en la habitación y la tomaban por sus brazos. En volandas, la llevaron por escaleras estrechas hasta la cima de un torreón. Allí, en una sala antigua y húmeda, llena de extraños instrumentos, la esperaba. Paredes con hiedra y líquenes, suelo humedecido…hierros, barras, cadenas colgando….ruidos de yunque…Su cuerpo y su mirada permanecieron imperturbables a pesar de que algo la sacudía salvajemente desde su interior.
Los soldados la volvieron a desnudar, dejándola con un ligero paño de lino que le cubría el pubis y parte de las nalgas. Ella no levantaba la cara del suelo, no quería mostrar sentimientos. Sabía que debía ofrecer ese comportamiento puesto que El lo había ordenado. Aquellos hombres, hoscos, militares, con rapidez silenciosa ataron sus delicadas muñecas a toscos grilletes de hierro. Los grilletes se engarzaban a pesadas cadenas y éstas pendían de un antiguo polipasto que colgaba del alto techo.
Sin cruzar palabra, empezaron a izarla…en breves segundos solamente la punta de los dedos de sus finos pies estaba en contacto con el frío suelo. En lo que tarda un suspiro sintió un fuerte azote en su espalda. A éste le siguieron veinte mas…igual de intensos, igual de tensos. A cada uno de ellos, se estremecía y gemía muy ligeramente. Sabia que a El le complacería oírla pero no quería demostrar su debilidad.
Finalizaron los azotes. Ella seguía suspendida de esas cadenas, sus brazos intentaban resistir… Pero el dolor por la tensión y el roce de los grilletes era ya intenso. Así la dejaron, sola, durante más de media hora.
Al cabo, los soldados volvieron. Portaba cada uno una vara de bambú en su mano. Se acercaron y subieron el polipasto de manera que ya no estaba en contacto con el suelo. Empezaron a hacerla girar suspendida de las cadenas…a cada giro, uno de ellos le iba dando un golpe con la vara. En sus piernas, en su vientre, en sus costados, en su sexo….Pronto el suelo empezó a empaparse por una mezcla de sudor y lágrimas. Ella, a pesar del dolor, contó pacientemente las vueltas y los golpes. Ciento veintisiete.
Siguió allí, expuesta durante media hora mas. Sus muñecas ya no sentían nada, todo su pensamiento se concentraba en las marcas de las varas de bambú. Entonces notó una presencia…sabia que era El aunque ni donde ni como. Intentaba vanamente esconder su dolor, pudorosamente, pero éste afloraba por todos sus poros.
Entonces reconoció en la pared que tenía delante un gran tapiz de color violeta…y vio como alguien deslizaba la banda que lo sujetaba, haciéndolo caer de golpe mostrando un gran espejo de vidrio bruñido y se descubrió, y observó su cuerpo expresado en ese reflejo...y arrancó a llorar, lloró fuerte, alto, porque sabía que ahora es lo que El quería. Le había empezado a mostrar su propio dolor y ella lo reconoció y lo aceptó con su llanto.
Así estuvo aun unos minutos mas, hasta que de nuevo, los soldados la bajaron al suelo, la cubrieron con una gruesa capa de algodón y la llevaron de a su alcoba.
-Maravillas dijo... me permite mi Señor una pregunta?
-adelante Maravillas, respondió El.
-El quiere realmente a la geisha?
-No, Maravillas, El no la quiere, quererla no estaría a la altura de ella...El la tiene en mayor consideración.
-¿consideración? Preguntó con extrañeza
-Si, Maravillas, consideración, pero aun no has crecido para comprender que es eso.
-Algún día podré yo ser co....
-shhhhhhh, le dijo, se tu misma, y volvió a acariciar su mejilla.

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Un paseo por...... Milo Manara

febrero 01, 2009 minerva 0 Comments


Dicen que es el autor de comics que mejor dibuja a las mujeres….
Refiriéndose al erotismo existente en sus historias, decía: "El sexo es un componente determinante de la cultura. Cuando vives plenamente tu sexualidad, rompes con el embrutecimiento social. Y cuando dibujo escenas eróticas no es gratuito. Creo que expresa una de las dimensiones esenciales en el hombre y que es uno de los objetivos de la aventura".

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