viernes, 16 de enero de 2009

El jardín de las Hespérides


Se cuenta que el Jardín de las Hespérides se encontraba en Canarias. Éste lugar hace referencia a unas islas paradisíacas en las que habitaban las Hespérides, las tres hijas de Atlas, personaje mítico condenado a sostener la cúpula terrestre tras ser derrotado por Zeus. El Jardín estaba custodiado por Ladón, un fiero dragón de cien cabezas por las que escupía fuego y al que los antiguos griegos "descubrieron" en la imagen del Teide en erupción.
En el Jardín de las Hespérides crecían manzanas de oro en los árboles, regalo de Gea, la madre tierra, a Hera con motivo de su boda con Zeus y cuando a Hércules le encomendaron sus doce tareas, una de ellas consistió en robarlas. Hércules convenció a Atlas para que lo hiciera pues le sería más fácil entrar en el Jardín engañando al dragón. Mientras, Hércules se comprometió a sostener, temporalmente, el cielo. Atlas aceptó y robó las manzanas después de matar a Ladón, que confiado, le había franqueado las puertas de aquel paraíso. Y aunque la intención de Atlas era huir y traspasar para siempre su pesada carga a Hércules, finalmente Hércules logró engañarle y devolverle a su lugar. Después, las manzanas fueron entregadas a Atenea, quien las devolvió al Jardín y a sus jardineras, las Hespérides.


En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas... sigue vivo en sus hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda, la sangre que manaba de las heridas mortales del dragón cayó sobre el Jardín de las Hespérides, y de cada gota creció un drago. Estos árboles, "dracaena drago", llamados "árbol dragón", tienen un grueso tronco del cual surge de pronto un racimo de ramas retorcidas que parecen las cien cabezas de Ladon. Cuando se rompe la corteza, brota una savia de color rojo oscuro llamada "sangre de drago" que tiene propiedades medicinales. Los dragos crecen lentamente, pero pueden vivir varios siglos, y hay algún ejemplar milenario. Los Guanches, aborígenes canarios, veneraban a los dragos como lugares de especial poder y significación. Algunas supersticiones y ritos populares canarios siguen teniendo hoy como centro un drago creciendo solitario al borde de un risco o acantilado.

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