sábado, 6 de diciembre de 2025

La belleza de un trazado incompleto

Habito un territorio donde mi cuerpo tiene zonas en blanco, regiones donde el impulso se desvanece en silencio.

Soy una criatura de las profundidades, adaptada a la ingravidez del azul eterno, pero varada en la rigidez de la tierra firme. Mi verdadera forma, la de la sirena, solo existe en la quietud de la noche, cuando el peso del mundo se diluye y no hay exigencia de verticalidad.

Cada amanecer, instalo el andamiaje, el acero y el cuero; son las coordenadas necesarias para mi geografía diaria en este mundo bípedo. Mis piernas son ríos secos; el caudal de la fuerza se perdió corriente arriba y ahora solo queda el cauce que requiere del metal como único timón.

Me muevo entre figuras fluidas que son como agua corriendo sin esfuerzo por un canal natural. Yo soy el témpano de hielo, que avanza con un propósito, pero con una fricción visible, con un crujido metálico que rompe el silencio de la naturalidad.

La vida es una danza a la que asisto, pero solo puedo ejecutar pasos premeditados, una coreografía ensayada que carece de la espontaneidad del giro y el salto. La belleza no reside en la gracia del movimiento, sino en el hecho obstinado de que este persiste.

Al final del día, la sirena vuelve a sus dominios silenciosos, vulnerable, en reposo. No hay moraleja en la historia, solo la descripción de un trazado incompleto que, sin embargo, me permite redescubrir la ruta, familiar e íntima, de mi insumisión cotidiana.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Inventario de Ausencias

Un olor a tierra mojada sube del asfalto,

mezclándose con el frío del aire.

La ciudad se apaga en un suspiro cansado,

y en el silencio que se instala,

ellos aparecen.

Ecos del pasado:

Amores antiguos, espectros de calor,

que se desvanecieron con las estaciones,

o se ahogaron en vasos de cerveza.

Un rastro de perfume mezclado con humo de cigarro,

el sabor de mil besos con aliento a ginebra.

Vivencias que olían a bares trasnochados y a pactos hechos añicos.

Llegan en ráfagas de memoria,

aquellos que el viento de los años se llevó sin preguntar.

Ya no duelen,

solo son,

existiendo en el margen de mi ahora.

Siluetas sin nombre:

Contornos de gestos adorados,

perfiles de rostros que el tiempo ha desenfocado.

Manos que una vez tocaron las mías

y hoy son solo trazos de aire,

geometrías de ausencia.

Nombres relegados,

que alguna vez susurré en la oscuridad,

entre calada y calada,

y que ahora habitan en la punta de mi lengua,

incapaces de ser pronunciados.

Se perdieron en el desorden ordenado de mi mente,

pero su huella persiste en el músculo del corazón.

Que me visitan en la quietud presente:

Llegan sin llamar a la puerta cerrada de mi alma.

Huéspedes de la melancolía, invitados sin agenda.

Se sientan a mi lado,

observan conmigo la danza de las gotas en el cristal,

y me recuerdan,

con su presencia muda,

que he vivido apasionadamente,

que he amado profundamente,

que he olvidado intensamente.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Una vida, dos pantallas

La vida de algunos es una obra con dos actos. El primero, real y tangible: hogares compartidos, olores familiares y la seguridad de un matrimonio funcional, cimentado en la presencia física y las miradas que lo dicen todo. Un puerto seguro.

Pero existe un segundo acto, uno que se ilumina con la luz azul de la pantalla, buscando soledad o fugacidad cuando la casa duerme.

Ahí, en la ciber-realidad, la narrativa cambia. No es una huida, sino un universo paralelo donde el yo digital habita. Un mundo de perfiles anónimos y conexiones etéreas pero intensas, donde se permite ser más atrevido o más cínico; una versión de sí mismo que la rutina diaria no permite aflorar. Es un hobby secreto, una red de hilos invisibles.

El dilema no reside en la falta de amor en el escenario principal, sino en el espacio que ocupa el secundario. Es una gestión de compartimentos estancos: la lealtad física versus la confidencialidad virtual. Mantener el flujo continuo requiere una gimnasia mental, la adrenalina de cambiar de pestaña o silenciar una notificación.

Al final, es el reflejo de una era que ha cosido la sombra digital a nuestros pasos, permitiéndonos navegar entre dos horizontes sin tocar tierra en ninguno. Es su secreto a voces, sus dobles vidas. Y aunque una es su hogar, la otra es su escape, su rincón privado, donde la historia continúa escribiéndose en silencio, línea a línea.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Haikús


Gris roca desnuda,

musgo verde la abraza,

vida que persiste.

--------------------------

Luz que se retira,

naranjas tiñen el mar,

llega la penumbra.

--------------------------

Crisálida gris,

silenciosa espera al sol,

alas, nueva luz.

--------------------------

Niebla, velo blanco,

cubre el bosque pensativo,

luz de amanecer.

martes, 2 de diciembre de 2025

No somos nadie: Una historia de amor (y desastre)

Ay, el amor. Ese espejismo que nos hace creer, por un instante fugaz y patético, que somos alguien. ¡Qué bonita mentira! El romanticismo es cinismo disfrazado de poesía, una broma pesada del destino que nuestras abuelas ya entendían, sabían que el amor es, en esencia, la prueba definitiva de que no somos nadie, solo dos náufragos aferrándose a la misma tabla podrida, sobreviviendo.

Ellas, con su sabiduría forjada a base de desengaños y cocidos a fuego lento, nunca compraron la idea de príncipes azules ni finales felices. Observaban la tragicomedia humana y sentenciaban: "Donde hubo fuego, cenizas quedan", un recordatorio de que todo ardor pasional termina en un suspiro. Pero claro, somos tercos. Nos empeñamos en buscar nuestra media naranja.

El amor es esa montaña rusa que te hace sentir invencible, hasta que te das de bruces con la realidad y te das cuenta de que la vida sigue siendo esa "lentejas, si quieres comes y si no, las dejas" que te servían de pequeño. Te rompen el corazón y esperas que el universo se detenga, pero el sol sigue saliendo sin sentirse culpable por ello.

La grandeza del amor reside, paradójicamente, en su total insignificancia. Tú y yo somos dos motas de polvo compartiendo un breve y glorioso pestañeo en la eternidad. "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", pero seamos honestos, en cuanto lo pierdes, la vida sigue. El amor te hace creer que eres el centro del universo de otra persona, pero es una burbuja que explota inevitablemente. El "para siempre" es un chiste.

Así que enamórate. Ríe, llora, escribe poemas cursis y sueña que esta vez será diferente. Pero no olvides la lección fundamental de la abuela, esa que te libera de la presión de la trascendencia: "No somos nadie". Y en ese vacío existencial, que dos "nadies" decidan compartir su miseria es, quizás, la cosa más romántica y estúpidamente valiente que podemos hacer.

Ahora creo que es hora de unas lentejas, de comerlas, aclaro, porque otro de mis defectos es que no me gusta cocinar.

lunes, 1 de diciembre de 2025

¿Intimamos?

No te quites la ropa, solo la prisa.

Mi invitación es a algo más silencioso que un encuentro, más duradero que un momento. Cruza conmigo el umbral de lo que se muestra y entra en la habitación donde se siente.

Intimar es un verbo lento, de pausa. Es la valentía de quedarnos quietos el tiempo suficiente para que la verdad aflore, sin el maquillaje de las expectativas. Es la luz tenue de la madrugada, cuando las sombras aún no saben mentir.

Sentémonos un rato sin actuar, dejando de ser la versión pulida y eficiente que el mundo espera o supone. Y hablemos, hablemos de esas grietas por donde se filtra la luz. De los miedos que susurramos solo a la almohada. De la ternura que nos da pavor mostrar por miedo a que se rompa.

Reconozcamos que el otro lado también está hecho de dudas y de esperanza. Es el instante en que dos vulnerabilidades conectan y se dan la mano.

Así que sí, te pregunto: ¿intimamos?

Acepta esta pausa. Siente el peso de tu propia existencia aquí, ahora. En este espacio compartido de silencio y café, la única regla es ser real.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Cuídate

Un respiro.

La mano en el pecho.

Acepta el peso de este momento.

No hay tareas pendientes aquí.

Solo tú,

tu piel,

tus huesos.

Eres frágil, eres fuerte.

Sé amable con tus miedos.

Sé tierno con tus rechazos.

Sé compasivo, sé humano.

Y, cuídate,

simplemente,

cuídate.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Fallos

Tengo un mapa dibujado en la piel,

que no se ve con luz del día.

Son las líneas finas de las noches sin dormir,

las coordenadas del primer corazón roto,

la fisura donde la confianza se quebró y sanó mal.

No son marcas de guerra, sino de arquitectura:

¿Cómo se reconstruye una misma

después de que el plano original fallara?

Cada línea, un idioma que aprendí a hablar

a golpes de silencio.

Aquí, el punto exacto donde dejé de esperar.

Allí, el cruce donde elegí el camino más difícil.

Soy un atlas de lugares donde fracasé rotundamente.

Mas... no lo cambiaría por la piel lisa

de quien nunca ha dudado.

Es la brújula, la senda que me enseña, a golpe de cicatrices,

dónde no volver a perderme.

martes, 25 de noviembre de 2025

Mis Tormentas Emocionales

Supongo que a todos nos pasa: ese sentimiento de que, de repente, el mundo se viene encima y el pecho se oprime. Ese instante en el que un pequeño detalle —un gesto, una mirada o un comentario sin importancia— es la gota que derrama el vaso. De pronto, todo lo que se ha estado conteniendo se desborda y sientes que no puedes respirar.

He estado ahí muchas veces. Ese punto donde las lágrimas brotan sin control, o donde la ira te hace temblar y te deja sin palabras. Es una sensación de caos total, como si mi mente y mi cuerpo estuvieran en guerra, y yo, en medio, sin saber cómo gestionarlo.

Para ser honesta, es en esos momentos cuando me siento increíblemente sola. Me convenzo de que nadie más entiende el desorden que llevo dentro, de que soy yo quien está fallando por no ser más fuerte. Percibo una vulnerabilidad extrema de estar expuesta... Es la impotencia de querer parar el tren, pero sin tener acceso a los frenos, solo ser una pasajera aterrorizada viendo cómo se avecina el choque.

Atravesar estas circunstancias puede ser muy desafiante, sobre todo por esa sensación de agotamiento mental y físico que significa enfrentarse a una avalancha emocional. Para mi, la única forma de cruzar por ese torbellino es dejar que me empape y esperar a que amaine. No hay un manual, solo la realidad de lidiar con sensaciones intensas y la esperanza de salir intacta, de alguna manera, al otro lado.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Arenas del alma

Confieso que he construido un muro a mi alrededor. Es alto, y sé perfectamente por qué está ahí. Lo levanté con una dedicación casi desesperada, después de cada golpe, de cada decepción, de cada vez que me abrí, me sentí expuesta y luego, inevitablemente, abandonada.

Es mi mecanismo de defensa. Mi mente me dice, con una lógica brutal y simple: "Si no sientes, no duele". Y, he de admitirlo, ha funcionado. Me ha dado un respiro de la constante ansiedad, un lugar seguro, un reducto privado donde nadie puede entrar sin mi permiso, un santuario que yo controlo por completo.

Me he vuelto diestra en esto de manejar mis propias emociones a puerta cerrada. Me he convertido en la guardiana silenciosa de mi mundo interior. Evito la vulnerabilidad como si fuera un precipicio, un borde peligroso en el sé que me es fácil caer. He aprendido a desconfiar por defecto, a protegerme, a anticipar el ataque antes de que el mundo tenga siquiera la oportunidad de herirme de nuevo. Es una vigilancia constante, agotadora a veces, pero necesaria.

Esta es mi fortaleza. Me protege del caos exterior, me mantiene a salvo de las tormentas emocionales que pudieran azotarme.

Y aquí estoy, detrás de mi creación, en un silencio seguro y frío. No hay lecciones edificantes ni caminos hacia la redención, solo la realidad tangible de los cimientos firmes de un muro que se quedará aquí por un tiempo, indefinido.

Esta es mi elección, mi paz, mi soledad.