Noches de agua salada
En la inmensidad azul, la sirena quedó prisionera.El había dejado una estela de luces,
ella la miraba, no había norte ni sur.
Ya no.
El cielo y el mar se amaban girando.
Abrigo oscuro y denso habitado por brillos fugaces.
Acunada en el calor de la tela infinita y nudos de plata líquida.
Agua en los ojos, mar en los ojos, sal en los ojos.
El cabello negro enredado entre las olas y sus brazos
rodeando la roca que la mantenía en la superficie sin apenas esfuerzo.
Contemplaba la esencia de su paso ya extinto.
Sonrisa de cascabel.
La sentía en su vientre… moviéndose aún,
como recién fecundado su útero por millones de peces de plata…
El caminó con paso lento mientras marchaba.
Se giró un momento y la guardó en sus ojos.
Ella cerró los suyos para atraparlo en su mente.
Aflojó sus manos, destensó su cuerpo y comenzó a hundirse.
El mar la envolvía y el silencio acariciaba su rostro durante el descenso
en honor a una verdad cumplida.
Se abandonó en las aguas y decidió dormir, descansar…
Y así, durante toda una noche se olvidó del mundo,
sobre un lecho de algas.
Bajó una pequeña estrella desde la otra orilla y
prometió coserle de nuevo su corazón roto
con aguja de esperanza, con hilo de fantasía.

6 Miradas al Sur:
Simplemente precioso ;)
Besis
kaya
Gracias cariño, que me alegra saber de ti!!!!. Aunque se que estás fenomenal, a veces, hasta te echo de menos ;))).
Muchos besos.
solo puedo decir, gracias fea.
Pero recuerda a la sirena salir de nuevo fuera del agua a respirar
mis besos, para tí,
Azriel
Vaya, que decir, creo que me lo pensaré unas semanas, me quede impresionado.
Otro desencuentro, mi sirenita.
Un gran beso.
Yo mismo, a orillas del mar.
Se lo diré cuando la vea Azriel, se lo aseguro ;)).
Besos.
No se trata de un desencuentro, son solo realidades que se viven y se guardan, como secretos.
Un beso.
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