Febrilmente sencillo

Estoy viviendo la adorable certeza de unos besos
que trepan por mi almohada,
la ardiente sinfonía de un susurro acoplado
entre ese lóbulo que se sonroja
y el arco impronunciable de tu cuello.

Tiembla la resaca impertinente de unos ojos
que espían el vértigo de las caderas
con impúdico cimbreo
que columpia los deseos,
una sonrisa asoma carnosa y sostiene, desafiante,
la pregunta de unas manos en ese escote bestial
que todo lo puede.

Muslos con sed,
jadeos sin freno rompiendo el sonido,
luz que se cruza canalla y vencedora,
bocados de sangre,
frenético vaivén.

Controla el segundo que nace del látigo de tu lengua
y sigo exprimiendo mi piel sin respirar
en una órbita única y real, oscura y lacerante,
atrapa sueños decidido a purgar mis pecados.

Música que envuelve mis entrañas,
voz tatuada prendida en mi garganta.