Se cansó una mañana de aquel hombre que la observaba fijamente sentado en el banco de la plaza, inmutable a sus gestos de fastidio, aburrido incluso a sus cruces de piernas. El juego ya no le divertía, básicamente porque solo ella se convencía de seguir las reglas.Llamó a la policía masticando la rabia entre sus dientes.
Al siguiente día, el banco apareció vacío. Ella ignoraría que el jamás podría mirarla, el nunca sospechó el motivo de su noche entre rejas.
2 comentarios:
- Hermoso relato. Si es un original tuyo, me descubro ante ti por ser tan buena escritora; si no lo es, tambien lo0 hago por sen tan buena escogiéndolos. Sigue asi. Dominador4026.
Gracias Dominador4026, el relato es mio, me alegra que le guste, un placer verlo por aqui.
Un saludo
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