Como un cuadro a una pared

noviembre 11, 2008 minerva 0 Comments

Clavados como un cuadro a la pared, ha colgado los recuerdos de esos días. Al pasar los observa sabiendo que no debiera, que hacen daño. Cree con firmeza que en el fondo, su alma es morbosa y disfruta de ese dolor sordo y se entrega placentera al llanto que le causa.

Esos días.... momentos que producen el agridulce sabor de la derrota, instantes que se tornan, con el tiempo, en borrosas sombras sin sentido. Son imágenes de una vida irreal que en ocasiones se le antoja no ocurrieron, risas lejanas que se unen al inmenso mar que desde siempre los distanció y a ésta sensación de angustia al saber que su tiempo terminó o, finalmente, nunca existió.

Son retratos de vidas opuestas que se cruzaron una vez de forma inexplicable para volver, mansamente, a sus orígenes procurando no sangrar por las heridas.

No se reconoce pese a los esfuerzos que hace por seguir de pie. Está enferma de amor, tal vez no sea oportuno, tal vez, ni ella misma lo crea pero es así, no puede existir otra explicación. Esta desidia que la arrastra, la melancolía que invade todos sus espacios y que la agota con su carga, la convencen cada día de la situación extrema donde está anclada. Y no sabe cómo salir, no encuentra la vía de escape que le haga recordar quién fue o lo que deseaba, no surgen argumentos suficientes que la convenzan para volver a su papel de mujer civilizada. Se sienta a contemplar sin demasiada esperanza ahogada como está de tanta rutina. Piensa que debiera descolgar ese cuadro, por su bien o quizá, por el de ambos.

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