La vida de algunos es una obra con dos actos. El primero, real y tangible: hogares compartidos, olores familiares y la seguridad de un matrimonio funcional, cimentado en la presencia física y las miradas que lo dicen todo. Un puerto seguro.
Pero existe un segundo acto, uno que se ilumina con la luz azul de la pantalla, buscando soledad o fugacidad cuando la casa duerme.
Ahí, en la ciber-realidad, la narrativa cambia. No es una huida, sino un universo paralelo donde el yo digital habita. Un mundo de perfiles anónimos y conexiones etéreas pero intensas, donde se permite ser más atrevido o más cínico; una versión de sí mismo que la rutina diaria no permite aflorar. Es un hobby secreto, una red de hilos invisibles.
El dilema no reside en la falta de amor en el escenario principal, sino en el espacio que ocupa el secundario. Es una gestión de compartimentos estancos: la lealtad física versus la confidencialidad virtual. Mantener el flujo continuo requiere una gimnasia mental, la adrenalina de cambiar de pestaña o silenciar una notificación.
Al final, es el reflejo de una era que ha cosido la sombra digital a nuestros pasos, permitiéndonos navegar entre dos horizontes sin tocar tierra en ninguno. Es su secreto a voces, sus dobles vidas. Y aunque una es su hogar, la otra es su escape, su rincón privado, donde la historia continúa escribiéndose en silencio, línea a línea.
2 comentarios:
No veo mi comentario. Se debió borrar.
Sería muy largo. Resumo: cariño, se busca validación y cariño. Muy feliz no será quien anda creando perfiles por el mundo ciber.
No todo el mundo puede permitirse sesionar semanalmente; una hora 65 euros. La psicología funciona, te aporta además una visión objetivany y te ayuda a afrontar desafíos. El dinero hace que la vida sea más fácil. Con dinero se compra todo... la gente busca la gratificación inmediata, pasarlo bien, viajar... pero gente que te dé la murga, ni por la web los quieren. Todo correcto. Yo, seguiré sesionando mientras pueda.
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