Diseccionando a un sapo

octubre 18, 2009 minerva 2 Comments

Me subyuga el brillo metálico del bisturí, su frío contacto me estremece y el sonido que produce al ir ahondando en la carne muerta, me excita.

Comenzar atendiendo al rastro de sonido casi imperceptible que deja la piel apagada, abrir su intimidad al mismo tiempo que sus vísceras, comprobar que carece de secretos, que su cuerpo, al igual que su mente, es simple, pobre, aburrida y pequeña, como su capacidad de reacción al ser capturado. Nadie dijo que ser el rey de la charca garantizara inmunidad, por muy seguro que se sienta en ella, las aguas son traicioneras.
Proseguir estudiando sus impulsos, previsibles, mecánicos, como el movimiento del rabo de la lagartija al ser cortada, sin sorpresas, a excepción su veneno, eficaz si va directo a glándulas sensibles de coraza, entonces es tóxico y traicionero.
No hay mucho mas que decir, finalmente es un sapo, antes verde y baboso, ahora de un tono impreciso.
No le daría un beso para encontrar al príncipe y menos en ese lamentable estado en el que ha quedado, seguro.

2 Miradas al Sur:

Anónimo dijo...

Mi querida Ana, nunca he creido en el cuento del sapo que se convierte en un apuesto principe aunque sea el rey de la charca, solo lo veo como un bicho arrugoso y larga lengua para cazar moscas.
Un saludo y besos
Jose

minerva dijo...

Me has hecho reir con lo de la lengua larga para cazar moscas Jose, ha estado bueno.

Un beso y gracias.