Estoy con un libro, “De la Alhambra a Tombuctú”, del inglés Michael Jacobs, que con gran carga de ironía hace una parodia de la visión romántica que se han empeñado en hacer a lo largo de la historia sobre la huella árabe en España.
Uno de los personajes que primero aparece es Ibn Battuta, compulsivo viajero que luego de muchas vueltas, tenía la intención de encaminarse hacia lo que quedaba de Al-Ándalus y llegar al legendario Tombuctú. Lo siguiente lo copio textualmente:
“Un joven escritor y erudito a quien iba a conocer en Granada, Ibn Yuzayy, documentaría mas tarde todos los periplos de Ibn Battuta en una inmensa crónica que revela poco acerca de la personalidad de este hombre aparte de su actitud compulsiva hacia los viajes, su repugnancia ante la violencia y unos sueños de grandeza que ocultaban una posición social e intelectual relativamente modesta. Los grandes logros intelectuales de los que tan a menudo alardeaba no concordaban con el hecho de que tuviera que encontrar a alguien para escribir sus memorias, ni con el ser una persona a quien sus largos viajes sólo habían llevado a poseer “una modesta porción de sabiduría”. Y aunque le encantaba recalcar el hecho de haber sido invitado por príncipes, reyes, sultanes y otros nobles personajes, durante la mayor parte de su vida de viajero tuvo que compartir la misma suerte que la inmensa mayoría de sus compañeros musulmanes de viaje, alojándose en albergues para los pobres y dependiendo de en alto grado de la caridad y hospitalidad de aquéllos que iba conociendo por el camino.”
¿Y todo éste rollo a cuento de qué?….pues bien, conforme iba leyendo pensaba en personas que conozco con ese mismo defecto, alardear de ser, de tener, de poseer, de presumir, careciendo de la sensibilidad suficiente para no sentirse inferiores, acomplejados que envidian vidas que no les pertenecen, dando lecciones de sabiduría y de superioridad sin intentar encauzar su vida, sin sentirse orgullosos de ser quienes son, sin mas pretensión que la de vivir en consecuencia a lo que refleja su espejo. Y será la casualidad, el destino o las estrellas que surcan el horizonte, algunos de ellos obviamente son Dominantes, rascas un poquito en la corteza y te encuentras un zafio de tomo y lomo que te dirige su docta palabra con aires de grandeza mientras te intercala una “h” en extasiado….
Por cierto…Granada es una hermosa ciudad, con carácter moruno, introvertida, de paisajes que contrastan, que enamoran y mi mitad andaluza está encantada viviendo en ella, será como decía Carlos Cano, “ que hay una Sirena cantando en la Alhambra…”