Ha sido un año duro...si, ya sé que hasta diciembre oficialmente no acaba, cosa que, por otro lado nunca he entendido, para mi siempre fue septiembre el mes de comienzo y de fin...pero..., centrándome en el tema, debo reconocer que ha sido especialmente difícil de soportar, mantener, capear, bregar o como quieran ustedes llamarlo. Podría denominarlo "hipócrita" y me quedaría corta. Hace mucho, mucho tiempo que no recordaba tanto cúmulo de desengaños, mentiras, silencios, rumores tan extrañamente conjugados...dicen que todo ello fortalece, crea experiencia y evita caer en nuevos errores. Yo creo que es un consuelo inventado por quien necesita esperanza para ver mas allá de sus narices.
En cualquier caso ya asoma agosto, usaré las pastillas de la desconexión que me limpien de los restos de alperchín que pudieran quedar y llegará septiembre con su cara lavada. Para entonces el año habrá acabado y habrá arrastrado todo aquello tóxico que un día vi con buenos ojos. Deseo. Detallaré en ese momento mi lista de propósitos de lo que no quiero, nada mas y nada menos.
Hasta entonces, que tengan unas felices vacaciones y nos leemos el año que viene, que les vaya bonito!!!!
Aclaración:
Olvidé decir, por si a alguien de ustedes le interesa (y si no, a mi si), que aún con todo, no estoy triste ni, como diría un buen amigo, encorajinada. Sencillamente es un balance realista del tiempo transcurrido, un tiempo que me ha mostrado su peor cara pero, en definitiva, la vida son riesgos y apuestas y yo, vivo.
Gracias a eso, a involucrarme y enfangarme en cada minuto, he visto caer máscaras de personajes que jamás hubiera imaginado, envidias, rencores y simpleza hasta quedar exhausta, infantilismo brutal y puertas de doble fondo donde las risas y la vida feliz dejan mucho que desear. Por contra, he descubierto personas valiosas, valientes y de las que estoy muy orgullosa.
Pero esas historias, prometo solemnemente contarlas a partir de septiembre, serán divertidas, garantizado.
Aclaración:
Olvidé decir, por si a alguien de ustedes le interesa (y si no, a mi si), que aún con todo, no estoy triste ni, como diría un buen amigo, encorajinada. Sencillamente es un balance realista del tiempo transcurrido, un tiempo que me ha mostrado su peor cara pero, en definitiva, la vida son riesgos y apuestas y yo, vivo.
Gracias a eso, a involucrarme y enfangarme en cada minuto, he visto caer máscaras de personajes que jamás hubiera imaginado, envidias, rencores y simpleza hasta quedar exhausta, infantilismo brutal y puertas de doble fondo donde las risas y la vida feliz dejan mucho que desear. Por contra, he descubierto personas valiosas, valientes y de las que estoy muy orgullosa.
Pero esas historias, prometo solemnemente contarlas a partir de septiembre, serán divertidas, garantizado.